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TITAN DESERT MARRUECOS | INTRAHISTORIA

La sociedad de la jaima

Un redactor de AS vive desde dentro la carrera con el Aural Team. Tras la etapa maratón, en la que los participantes deben transportar todo para hacer noche, esperan las dunas de Erg Chebbi.

Actualizado a
El equipo 'Aural Team' con Abel Antón y Silvia González entrando en meta de la cuarta etapa
@joseleuwphoto

La Škoda Titan Desert Marruecos es mucho más que una carrera de mountain bike por el Atlas y el desierto. Es algo así como una hermandad en la que a todo el mundo se le trata por igual. Y todo el mundo parece conocerse. En la que quien porta el dorsal que pone simplemente ‘Miguel’ es don Miguel Indurain, cinco veces ganador del Tour. ‘Óscar’ es Óscar Pereiro, otro que vistió el maillot amarillo en los Campos Elíseos. Y ‘Abel’ es Abel Antón, doble campeón del mundo de maratón que comparte equipo con Silvia González, autotrasplantada de médula en noviembre y que con el atleta y otros compañeros del ‘Aural ejemplos de superación’ (este que escribe entre ellos) lleva ya cuatro de las seis etapas completadas.

Miguel Indurain tirando del grupo de cabeza.
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Miguel Indurain tirando del grupo de cabeza.Titan Desert

Entre el martes y el miércoles se recorrieron los 91 km de la etapa 3 y los 119 de la etapa 4, la más larga y que terminó frente a las imponentes dunas de Erg Chebbi a las que habrá que vencer mañana. Los dos sectores ‘maratón’ en los que los 500 participantes debían transportar en sus bicis los sacos de dormir, las esterillas, la comida para el día siguiente y todo lo que consideres necesario para afrontar una noche en jaimas corridas y comunes que son un simple toldo sin paredes ni divisiones. Cuando llegas, buscas un hueco y plantas tus cosas al lado de gente de la que no sabes nada y extrañamente te fías. De unos que vienen a competir y van a medias de más de 30 km/h al lado de otros como tú, que con tus 19 km/h ya has tenido suficiente. Una jornada sin asistencia mecánica y sin fisioterapia.

“Si el mundo se trazara con un compás, intenta que tú no seas el centro”, se escucha de repente al speaker en un arrebato filosófico... pero esta carrera es un poco así. Se comparten alegría y dolor. Averías y caídas. Cremas hidratantes y bocadillos de jamón (que ha venido empaquetado desde casa). Cera para la cadena y consejos. Y charlas, muchas charlas en el campamento de M’Ssici donde (¿afortunadamente?) casi no hay cobertura. Por la noche, Antón recuerda que es el último no africano en ganar un Mundial sobre los 42,195 m (Sevilla 1999) y alucina con la cantidad de geles que se engullen en estas pruebas cuando en su época se bebía agua y basta.

Las jaimas comunes de la etapa 'maratón'.
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Las jaimas comunes de la etapa 'maratón'.Jesús Mínguez

No es la ‘Sociedad de la nieve’ porque ya castiga mucho el calor (aunque en los días previos hizo frío y llovió) y camino de Erg Chebbi el termómetro alcanzó los 37 grados y el viento y el polvo han dejado las primeras quemaduras sobre la piel. Es la ‘Sociedad de la jaima’. En mi caso, la que comparto con Gaspar y Javi ‘Búfalo’, pero que en el campamento de la etapa maratón fue universal. Cuentan, los que repiten, que este tipo de experiencias te cambian la vida y te hacen mejor persona. Y encima, disfrutas dando pedales por encima de lagos de sal o bancos de arena. Seis días en los que te concentras en tí y en tus compañeros. En los que te olvidas de lo que te espera a la vuelta. Una aventura en la que vuelves a ser un niño acostado en la jaima mirando las estrellas.

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