Evenepoel provoca un terremoto en la contrarreloj del Dauphiné

Después de tres jornadas ganadas por Mads Pedersen, Magus Cort y Derek Gee, sin diferencias entre los favoritos, la carrera pedía un golpe, que empezara el juego entre los gallos. Y este miércoles, en una contrarreloj de 34,4 kilómetros, Remco Evenepoel alzó la voz, como demandaba su maillot arcoíris. El belga, que cubrió la distancia a casi 50 km/h, en 41:49 minutos, voló en la cuarta etapa del Dauphiné para despejar dudas tras esa caída en la Itzulia que modificó el curso de la temporada. Grandes noticias a tres semanas del Tour. Antes de que la carretera empiece a mirar hacia arriba, es líder de la general con un buen saco de tiempo respecto al resto de candidatos. Primoz Roglic (Bora), tercero, fue el que mejor aguantó el terremoto, llegando a 39 segundos. Matteo Jorgenson (Visma), cuarto, cruzó la meta a 1:07 minutos. Juan Ayuso (UAE) y Carlos Rodríguez (Ineos), noveno y decimoprimero, a 1:27 y 1:41, respectivamente. Por delante de ellos, otro español, Oier Lazkano, quinto, que se dejó 1:21 respecto al agitador belga.

“Estoy muy contento. La familia y el equipo pueden estar muy orgullosos por todo el trabajo que han hecho y todo lo que me han apoyado. Después de tres semanas sin subirme a la bici y después de sólo cuatro semanas de preparación, podemos estar contentos. Ha ido mejor de lo que esperaba. Sentía que me quedaba algo para gastar en el tramo final. Pese a las diferencias, ahora hay que ir día a día”, celebró Evenepoel, que abandonó las carreteras vascas con una fractura en la clavícula y en la escápula derechas, y estrenó casco y bici de contrarreloj. “Para ganar a los mejores de la especialidad, como Roglic o Ganna, necesitas el mejor material posible. Los detalles marcan la diferencia”, remarcó la estrella del Soudal, que le arrebató el maillot amarillo, uno que dijo no buscar, a Derek Gee (Israel), que terminó a 1:24 minutos.

Su exhibición se fraguó en un recorrido dividido en dos partes. La primera, que se podría identificar con los 15 kilómetros iniciales, era muy sencilla, con el terreno llano o hasta favorable; la segunda, sin embargo, se complicaba, con varias rampas y una última subida de 500 metros al 5%. En el terreno más exigente, precisamente, fue en el que Evenepoel se desató. El belga pasó el segundo punto de control a décimas del británico Joshua Tarling (Ineos), especialista consumado a sus 20 años, como señala su maillot de campeón de Europa. En la siguiente toma de tiempo, sin embargo, Remco despegó. En 10 kilómetros, le metió 17 segundos a Tarling, que llevaba en la silla caliente unas dos horas. Le levantó de golpe y ya nadie le arrebató el trono. Ni estuvo cerca de ello. Del rey continental al rey del mundo.

Defensa entre montañas

Roglic, como se anticipaba, fue el mejor entre el resto de los hombres de la general. El esloveno, pese a un inicio lento, también fue de menos a más en el recorrido. Ayuso, por el contrario, pese a saber qué es vencer a Evenepoel en una contrarreloj, fue perdiendo fuelle con el paso de los kilómetros. Los enemigos de la especialidad, como Mikel Landa (2:38) o Sepp Kuss (3:35), perdieron minutadas importantes. Con estas diferencias, la pelea entre los favoritos se trasladará a las montañas a partir del viernes. Como traca final, el Dauphiné tiene preparadas tres jornadas seguidas de grandes puertos y finales en alto. Antes, este jueves, para coger carrerilla, aguarda una etapa de 167 kilómetros muy abierta, con cuatro subidas categorizadas (dos de cuarta, una de tercera y una de segunda) que pueden propiciar desde emboscadas hasta un final al esprint. Tras provocar un alboroto, Evenepoel tendrá que controlar el gallinero.

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