El gravel se presenta en sociedad con la celebración de su primer Mundial
Este domingo se celebra la primera edición del Mundial de gravel en Italia. Ibon Zugasti analiza este nuevo fenómeno del ciclismo para AS: “A nivel popular va a triunfar”.
Es la cuestión que todo el aficionado al ciclismo se plantea en los últimos tiempos. ¿Qué es el gravel? En teoría, un híbrido entre las disciplinas de carretera y mountain bike, pero, esta modalidad nacida hace más de una década en Estados Unidos es mucho más que eso en la práctica. Y es que la adrenalina que desprende engancha desde el primer momento a quienes lo prueban, incluido Ibon Zugasti (49 años, Lezo), youtuber e influencer español de referencia en la comunidad de ciclismo, que empezó a practicarlo hace tres semanas hasta que sus pasos le han llevado a una cita histórica: la primera edición de los Mundiales de Gravel (ayer se proclamó campeón del mundo en la categoría máster 50). “El gravel es un movimiento, una manera de ir en bicicleta. En Estados Unidos empezaron a meter las bicis de carretera por fuera de asfalto, por pista, y las acabaron adaptando. Es el tipo de bici más polivalente y a nivel popular va a triunfar. Tienes la sensación de la carretera, pero alejado de los coches”, explica Ibon a AS desde Veneto (Italia), sede de esta primera edición mundial del gravel, sobre el origen lúdico que impulsó esta actividad.
Al igual que el MTB, que empezó a consolidarse en el profesionalismo en la década de los 90, el gravel aspira a lo mismo en la actualidad después de haber celebrado ya sus primeras citas de ‘Series Mundiales’ reguladas por la UCI y a tener su identidad propia como categoría independiente junto a otras disciplinas como el BMX o el ciclocross. Mucho más que una simple moda. “El gravel de competición es como una clásica de carretera, de larga distancia, pero combinando asfalto con tramos de gravilla, adoquín, césped... Además, el recorrido de las carreras no está marcado. Sigues el ‘track’ en tu ciclocomputador que te da el organizador y si te pierdes, te aguantas”, relata Zugasti sobre unas particularidades que trae consigo el gravel que, sin embargo, no afectarán tanto en esta primera edición del Mundial porque el recorrido viene totalmente señalizado.
Eso, unido a que el perfil de la prueba no presenta dificultades técnicas, favorece a los profesionales de carretera que se han animado a participar, por lo que los especialistas puros del gravel no podrán jugar su experiencia como ventaja. Así lo analiza Zugasti: “Este primer Mundial de gravel es muy ‘carretero’. Va a ser un Mundial bonito, pero los especialistas del gravel están indignados. De los 194 km del recorrido, hay 30 de repechos con un poco de desnivel, pero los otros 160 son planos: carriles bicis siguiendo la cuenca de un río, parques... No tiene nada técnico. La velocidad media puede ser en torno a 40 km/h. Por la ubicación de la competición, se ven favorecidos los que vienen de la carretera, porque no hay nada de complicación. En 100 km, sólo hay 120 metros de desnivel acumulado”.
Este escenario deja clara una cosa para la carrera (Eurosport, 14:00h): Mathieu van der Poel es el máximo candidato al maillot arcoíris. El neerlandés, que partirá con una bicicleta que mantiene gran esencia de la carretera en busca de la velocidad (mismo manillar, grupo de componentes, pedales...), lleva días reconociendo el circuito a conciencia y tiene muchas posibilidades de romper la carrera en el llano como de imponer su potencia en un esprint. Carlos Verona, que venció recientemente en su estreno competitivo en gravel en la Ranxo de las UCI World Series, será la mejor baza española de un elenco de ‘carreteros’ con nombres ilustres como los de Peter Sagan, Alexey Lutsenko, Magnus Cort, Daniel Oss, Zdenek Stybar, Greg van Avermaet o Miguel Ángel López, entre otros. El gravel alza el telón...