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Ciclismo

Así es el Heat Training: el método que encumbró a Pogacar

El entrenamiento de calor fue incorporado este año por el prodigio esloveno a sus rutinas de preparación. Carles Tur (Q36.5) lo explica para AS.

Tadej Pogacar, en el rodillo durante el Tour de Francia.

En el deporte actual, cualquier minucioso detalle puede marcar la diferencia entre ganar o perder. Sean milímetros, décimas de segundo… Todo cuenta. Y se mira con lupa. Es por ello que la investigación y el desarrollo de numerosas innovaciones juegan cada vez un papel más importante en diferentes disciplinas, en las que cada vez se invierte más tiempo y dinero. El ciclismo no es una excepción. En los últimos años, se ha extendido un método de entrenamiento entre los equipos profesionales que ha pasado de experimental a convertirse en una de las preparaciones más extendidas. Hablamos del Heat Training.

Para conocer más de cerca este fenómeno, AS se puso en contacto con Carles Tur, responsable de entrenadores del Q36.5, una de las diferentes escuadras que utiliza este ‘entrenamiento con calor’. “Está muy de moda, porque en los últimos 2 o 3 años varios artículos científicos han puesto de manifiesto que no solamente te adaptas a poder competir en un ambiente caluroso, sino que también puedes tener unos beneficios a nivel hemático, por la expansión de la masa de hemoglobina. Tu percepción del esfuerzo es menor, y se ha demostrado que con un ambiente muy caluroso, consigues el 90% de las adaptaciones fisiológicas para competir en ese escenario”, explica Tur.

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GCN

Su expansión en el ciclismo va cada vez a más, sobre todo, si tenemos en cuenta las ventajas que tiene respecto a otra de las prácticas más extendidas históricamente, como son las concentraciones en altitud: “Cinco semanas de calor en deportistas entrenados de alto nivel pueden llegar a producir el doble de expansión de masa de hemoglobina que en 21 días de entrenamiento en altitud”, asegura Tur sobre los estudios que respaldan estos resultados. Pero, evidentemente, no todo es tan sencillo, ya que como todo proceso, también puede resultar contraproducente en algunos casos: “Si tú aplicas calor, hay un estrés oxidativo mayor. Si tú tienes un problema gastrointestinal, es decir, tienes el epitelio dañado y haces calor, lo vas a dañar más. Siempre tienes que adaptarlo a la circunstancia que tienes del momento. Todo depende de cada persona, pero el ser humano, de por sí, termorregula muy mal”.

Un ciclista, durante una sesión de Heat-Training.
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Un ciclista, durante una sesión de Heat-Training. GCN

Para todos los bolsillos

Respecto a las sofisticadas cámaras climáticas que se pueden encontrar en centros de alto rendimiento, cuyo valor se sitúa alrededor de los 200.000 euros, el Heat Training tiene la ventaja de que su coste es de lo más modesto. Sólo se necesita un rodillo, una tienda de campaña, un calefactor y un humidificador. El punto de inflexión que incrementó el uso de esta práctica fue la pandemia del COVID, que obligó a tirar de inventiva para que los ciclistas conservasen un buen estado de forma con entrenamientos indoor. Ahora ya es toda una necesidad. “Es baratísimo. Cuando formé parte de la preparación de los chicos de vela para los Juegos de Tokio, lo hicimos, literalmente, con 200 euros. Una tienda de campaña, que vale 100 euros en el Decathlon, un calefactor, el humidificador, el termómetro y los sensores, en caso de que se quiera medir la temperatura interna”.

Más allá de corroborar que posee una logística al alcance de cualquier bolsillo, Tur detalla el desarrollo de una sesión de Heat Training: “Empezaríamos por unos 25-30 minutos, ver la tolerancia y si la persona puede ir más, nos iríamos a los 40 o 45. Y siempre viniendo de una sesión exterior, que sea de calidad, para aumentar nuestra temperatura interna y rematar el trabajo a una intensidad más baja con adaptación al calor. Al ser un espacio de tan pocos metros cúbicos, eso se pone como una olla a presión enseguida”.

Carles Tur dialoga con uno de los corredores del Q36.5.
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Carles Tur dialoga con uno de los corredores del Q36.5.Eva Marisa/@Evitamarisa

Si todos los beneficios comentados anteriormente los trasladamos a todo un campeón, un fuera de serie de genética privilegiada que es capaz de rondar las 45 pulsaciones en reposo, la unión nos da como resultado la mejor temporada de la historia del ciclismo. Es lo que consiguió Tadej Pogacar en este 2024 con la incorporación del Heat Training a su rutina, entre otras mejoras, lo que le ha permitido elevar su rendimiento a cotas nunca antes vistas a altas temperaturas, especialmente en un Tour de Francia en el que dio síntomas de flaqueza en alta montaña bajo esta circunstancia en años anteriores.

Para el preparador del Q36.5, no hay duda: “Seguro que le ha ayudado y además, Javi Solá es su entrenador, que lo conozco muy bien y es buenísimo. No sabría decir en qué proporción, porque los entrenadores, a diferencia de los científicos, lo que intentamos es buscar el rendimiento general del deportista, tomando como referencia cuatro o cinco factores que le puedan hacer mejor. Tadej y Javi habrán analizado previamente cuál era su punto débil y habrán sacado sus conclusiones”. Quienes hemos visto las hazañas del esloveno también sacamos las nuestras: es el número uno. Ahora más que nunca.

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