Una semilla de coraje: “Sin salir de Nigeria, no sé qué sería de mi vida”
Courage Adams, estrella del BMX afincada en Madrid, relata su historia en AS durante la Red Bull Home Run. Acaba de construir el primer ‘park’ en su país de origen.
A Courage Adams, estrella mundial del BMX, le gusta andar en bici por la Plaza de las Cortes, cerca de la estatua de Cervantes, del Palace y del Congreso de los Diputados. En su caso, subirse a las dos ruedas significa volar, girar el manillar, contorsionarse y mantener equilibrios imposibles. En su día a día, sorprende a todo aquel que, por casualidad, pase por delante de unos bancos que considera idóneos por su minimalismo. Le permiten saltar y deslizarse. Le permiten, como tantos otros puntos de la capital, “sentirse libre”. “Hasta primavera, no empiezo con el tema de competiciones y viajes. Ahora, voy a estar grabando en Madrid. Es mi época del año más tranquila, pero no paro. Eso es bueno, te ayuda muchísimo”, explica ‘Cou’, el mote que utilizan todos aquellos que le saludan durante la Red Bull Home Run, en Andorra, donde se sienta a hablar con AS.
Pese a que su disciplina requiere nervio, fuerza y mucha explosividad, Courage es un chico tranquilo. Desayuna con calma. Y se toma su tiempo para responder. Tiene 27 primaveras, pero ha vivido mucho. Tiene que digerirlo, para sí mismo y para los que escuchan. Llegó a Madrid hace unos siete años. En la capital, “pese al estrés y el tráfico”, se siente “activo”. “Noto que fluyo y que mi cabeza no deja de procesar”, asegura. Eso, precisamente, es lo que buscaba cuando se mudó desde Pamplona, su primer hogar en España y el sitio en el que descubrió el BMX. “Un día, uno de mis mejores amigos me llevó a un park, vi a chicos haciendo trucos y dije: ‘¡Wow!’. De pequeño, todo lo relacionado con bicis me volvía loco, como ese niño que se vuelve loco con un balón de fútbol. Lo mío eran las bicis y, cuando descubrí que se podían juntar con algo extremo, fue un amor a primera vista. Me agencié una y, desde entonces, mi vida ha girado en torno a ella”, recuerda.
Para compararse esa primera bici, de segunda mano, ‘Cou’ reunió 40€. No era mucho, pero fue suficiente. Los consiguió él mismo. Tenía 12 años y no había conocido otra cosa que trabajar por aquello que uno quiere. Llegó a España desde Nigeria con seis años, su madre y sus dos hermanas. Antes, se armó de valor su padre, que les quería dar una vida mejor. “Él vino primero, viviendo para trabajar. Consiguió el dinero suficiente y nos trajo a nosotros”, relata Courage sobre el traslado de su familia, “una locura” por la que se siente muy agradecido. “La gran oportunidad que me dieron mis padres de criarme en un país primermundista, en Europa, fue muy importante. En Nigeria, las oportunidades y el trabajo escasean y no sé qué sería de mi vida ahora mismo, sinceramente. Sé que las cosas no hubieran ido muy bien. Les debo todo por rescatarme de ahí y querer darme una oportunidad. Es como una deuda de por vida. Es todo”, les dedica a sus progenitores ahora, ya convertido en un fenómeno con cerca de 300.000 seguidores en Instagram.
El primer ‘park’ en Nigeria
Courage, que se adaptó rápidamente a España, “al principio sólo sabía decir sí y no, pero cogí el idioma bastante rápido”, no volvió a Nigeria, una tierra de la que tenía pocos recuerdos, hasta 2020. Pese a las borrosas imágenes de su niñez, sentía que esa cultura y esa comunidad permanecían dentro de él. Visitó la casa de su abuela, en Benín, y compartió tiempo con tíos, primos y vecinos. “Me sentí muy distinto, muy cómodo. En España, con mis amigos y mi grupo, vivimos tranquilos y con calma. Aquí, se vive cada día como si fuera el último. Y con esa energía puedes aprender muchas cosas. Fue fantástico, pero también triste ver cómo la gente tiene que luchar por conseguir las cosas más esenciales de la vida”, explica en Encouraged, una producción que registró el primer regreso a su país de origen.
Volvió con dos cosas claras: que esa cultura y esa comunidad seguían dentro de él y que Nigeria, además, podía ser una potencia en su disciplina, el BMX. Conoció la crew de Lagos, unos pioneros en la disciplina, y se marchó con la sensación de que “podía crecer algo especial y grande”. “Viéndome a mí encima de la bici y viéndoles a ellos, que tienen básicamente la misma genética, vi que realmente podía apostar por esta gente. Sé cómo he sido yo, cómo la pasión, sumada a esas condiciones, me ha llevado a donde estoy, y podrían ser el mismo caso. Aprendí mucho de ellos, una motivación infinita. Vi que estaba inspirando a otras personas y que me tenían como un ejemplo a seguir. Estoy muy agradecido”, rememora antes de darle un sorbo a su zumo, mirar por la ventana, con menos nieve de la habitual por estas fechas en Andorra, y explicar su último proyecto, que nació en ese viaje.
“Me puse a pensar en cómo podía ayudarles”, anticipa. “Justo el año pasado construimos el primer park (las instalaciones para poder practicar BMX) en Nigeria”, revela. “¿El primero en todo el país?”, pregunta uno, incrédulo. “Sí”, ratifica Courage. Todo, de nuevo, se grabó para un documental que saldrá a la luz muy pronto. “Fue para flipar. Estaba flotando, pensaba que mi despertador me iba a levantar del sueño. Fueron muchos meses de coordinación y de trabajo, pero hacerlo fue muy gratificante. Ver a los chicos en una rampa de park por primera vez... ¡Buah! Es inexplicable cómo me sentí. Ya he dejado parte de mi legado allí. Les he dado la oportunidad y está funcionando. Sueñan con ir a unos Juegos Olímpicos, van a crear una federación... Estoy muy contento de cómo ha salido todo y muy orgulloso de mí y de toda la gente que ha apoyado el proyecto”, se deja ir, emocionado, tras depositar una semilla de esperanza.
Un récord y una plata de altos vuelos
En los mejores sueños de Courage, a partir de ahora, seguramente, aparecerán triunfando esos niños que ya tienen su propio park. Como él. El año pasado, ‘Cou’ logró la medalla más importante de su carrera deportiva, una plata en los X Games de Japón. “Significó muchísimo”, valora con una sonrisa. “Llevaba tiempo intentando conseguir una. Me veía capaz de llegar ahí por el estilo diferente que había desarrollado sobre la bici”, desarrolla. Hasta ella, se machacó físicamente, tal y como demuestra con su simple presencia. Impone. “La mayoría de los riders damos por hecho que sólo con montar ya vale, pero no. Empecé a trabajar mitad bici y mitad gimnasio y encontré las herramientas que necesitaba. Cuando hice mi ronda, me sentí muy gratificado. Trabajar y que dé sus frutos es una de las mejores sensaciones que se pueden tener en la vida”, completa.
Siempre en constante evolución, Courage combina sus éxitos sobre la bicicleta con retos que van más allá de lo puramente deportivo. En 2018, por ejemplo, en Pamplona, con el también rider Paul Thölen, creó y rodó sobre un park totalmente cubierto por espejos para multiplicar el efecto visual de sus trucos. En verano del año pasado, logró un récord mundial. Rodando solamente sobre la rueda delantera de su bici, fue capaz de recorrer 400 metros en línea recta. “El truco se llama nose manual y es uno de mis favoritos”, detalla para los menos entendidos. Para lograrlo, entrenó de forma específica durante tres semanas y llegó a realizar de 15 a 20 intentos al día. Llevó su cuerpo al límite. “Los primeros días, me di cuenta de que el cuerpo no daba. Tuve que diseñar ejercicios específicos y prepararme mentalmente”, explica. “Lo ves y parece imposible, pero entendí cómo es el ser humano y cómo se adapta”, resume sobre su truco favorito y, en realidad, sobre una vida de coraje.
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