Un Giro moderno que no olvida sus orígenes
El Giro presenta su recorrido de 2026, que partirá por vez primera desde Bulgaria. Sólo 40 km de crono y final inédito en Piani di Pezzè en la etapa reina.


A poco más de cinco meses de su comienzo, el Giro de Italia 2026 dio este lunes sus primeras pedaladas. El Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone de Roma, ciudad que acogerá por cuarto año consecutivo el final de la Corsa Rosa, se engalanó para mostrar el recorrido de la 109ª edición de una ronda italiana (9 al 31 de mayo) cuyos elementos predominantes forman parte de las grandes vueltas actuales, pero al mismo tiempo no pierde de vista a sus orígenes, a su esencia misma.
De lo primero forma parte la Grande Partenza, que por primera vez en la historia de la carrera tendrá lugar en Bulgaria. Allí, en el tercer país extranjero que acoge la salida en los últimos cinco años (tras Hungría y Albania) se disputarán las tres primeras etapas, lo que finalmente obliga a la UCI a conceder ese día de descanso extra para trasladar la caravana rosa de la capital búlgara, Sofía, a suelo italiano el lunes 12 de mayo. A partir de aquí no falta ni un ingrediente de las grandes vueltas actuales: dureza concentrada al final, paso tibio por algunas regiones montañosas y contrarreloj reducida a su mínima expresión.

Sobre esto último, serán solo 40,2 km contra el crono los que tendrá en 2026 la Corsa Rosa, concentrados en una única jornada ideal para especialistas. Quizás, motivo insuficiente para que Remco Evenepoel se decante por un doblete Giro-Tour que está sobre la mesa en uno de sus dos posibles calendarios. Por lo demás, no se podría quejar demasiado el belga respecto a su punto débil, una montaña que en esta ronda italiana se aleja de sus ascensiones más duras. El mayor coloso será un Passo Giau (’Cima Coppi’) que forma parte de una etapa reina que concluye con la inédita ascensión a Piani di Pezzè, guinda a un temible tappone dolomítico de 5.000 metros de desnivel. Ciclismo con aroma añejo.
Un día después, en la 20ª etapa, llegará el doble paso por Piancavallo como juez final de la carrera, cima de la que saldrá un campeón virtual del Giro que en las semanas previas habrá de sobrevivir a la citada crono y dos incursiones montañosas como principales obstáculos: los Abruzzos, con el durísimo Blockhaus, y los Alpes, con un precioso encadenado por el Valle de Aosta que termina en Pila.
Aunque el tópico de que la carrera la hacen los corredores es tan recurrente como manido, lo cierto es que el próximo Giro no será el más duro de su extenso historial. Sin duda, todo un guiño por parte de la organización (RCS Sport), en el que será el ‘último baile’ de Mauro Vegni como director, hacia las estrellas todavía indecisas con su calendario, especialmente un Jonas Vingegaard que podría compaginar perfectamente el desgaste de este ‘tibio’ Giro con el del Tour de Francia. Y quizás con un Senza Fine bajo el brazo... En pocas semanas saldremos de dudas.
Finestre, plato fuerte del Giro Women

En el evento también estaba programada la presentación oficial del recorrido del Giro Women, que por tercer año consecutivo también será organizado por RCS Sport. La particularidad de la próxima edición viene en las fechas, ya que se adelantan a lo habitual para celebrarse del 30 de mayo (el inicio coincide con la penúltima etapa del Giro masculino) al 7 de junio.
Con 9 etapas será, una vez más, la gran vuelta con más días de competición de todo el calendario femenino, cuyo plato fuerte tendrá lugar en la penúltima jornada con el temible ascenso a Finestre para llegar a la meta de Sestriere. El inicio será en Cesenatico y la conclusión en Saluzzo.
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