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Ciclismo

Diez momentos memorables de Miguel Indurain en el Tour

Se cumplen 31 años del primer triunfo de etapa de Miguel Indurain en el Tour, que dejó muchos momentos memorables en la carrera francesa. Estos son 10 ejemplos:

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Inevitablemente, hay que empezar por aquel triunfo en Cauterets en 1989. El día de gloria del joven gregario de Pedro Delgado en el Reynolds. La etapa contaba con seis puertos, entre los que sobresalía el Aubisque. Indurain (25 años) se marchó en el kilómetro 50, como avanzadilla de un posible ataque de Delgado, y llegó a ser maillot amarillo virtual. El navarro entró en meta con 27” sobre Fuerte y 1:29 sobre Delgado (festival español), pero quien sólo pudo sacar 29” al grupo de Lemond y Fignon.
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Ganar cumpliendo órdenes. 10/07/1989. Pau-Cauterets

Inevitablemente, hay que empezar por aquel triunfo en Cauterets en 1989. El día de gloria del joven gregario de Pedro Delgado en el Reynolds. La etapa contaba con seis puertos, entre los que sobresalía el Aubisque. Indurain (25 años) se marchó en el kilómetro 50, como avanzadilla de un posible ataque de Delgado, y llegó a ser maillot amarillo virtual. El navarro entró en meta con 27” sobre Fuerte y 1:29 sobre Delgado (festival español), pero quien sólo pudo sacar 29” al grupo de Lemond y Fignon.

FOTO:DIARIO ASDIARIO AS
Una de las gestas más recordadas del navarro no acabó en victoria pero sí con el primer maillot amarillo de aquel Tour 1991 que le coronaría por primera vez. El día anterior a su exhibición, habían sido los franceses los que se habían lucido en la llegada a Jaca. Al día siguiente, Indurain protagonizó uno de sus capítulos más memorables, una cabalgada junto a Claudio Chiapucci, el magnífico escalador italiano apodado el ‘Diablo’, que atacó aquel día en la subida al Tourmalet. Pero el que hizo daño de verdad fue Indurain en el descenso. En el valle esperó al italiano y la temible pareja (ganó Chiapucci la etapa) sacó 1:29 a Bugno, 2:50 a Fignon, 7:18 a Lemond…
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De fuga con el ‘Diablo’. 19/07/1991. Jaca-Val Louron

Una de las gestas más recordadas del navarro no acabó en victoria pero sí con el primer maillot amarillo de aquel Tour 1991 que le coronaría por primera vez. El día anterior a su exhibición, habían sido los franceses los que se habían lucido en la llegada a Jaca. Al día siguiente, Indurain protagonizó uno de sus capítulos más memorables, una cabalgada junto a Claudio Chiapucci, el magnífico escalador italiano apodado el ‘Diablo’, que atacó aquel día en la subida al Tourmalet. Pero el que hizo daño de verdad fue Indurain en el descenso. En el valle esperó al italiano y la temible pareja (ganó Chiapucci la etapa) sacó 1:29 a Bugno, 2:50 a Fignon, 7:18 a Lemond…

FOTO:EFEEFE
En el Tour de 1992, mientras Barcelona se preparaba para ser ciudad olímpica, España admiraba cómo el navarro conquistaba su segundo amarillo en París con un dominio absoluto en la contrarreloj: ganó las tres que se disputaron, siendo la de Luxemburgo la más icónica. La portada del día siguiente en L’Equipe (‘El Extraterrestre’, titulaba) añadía aún más épica a la exhibición del ciclista del Banesto: en 63 kilómetros le metió al segundo, un especialista como Armand de las Cuevas… ¡tres minutos! El resto hicieron lo que pudieron: a 3:41 llegó Bugno, a 3:47 Jaskula, a 4:01 Lemond… Su media fue superior a 49 km/h con picos de hasta 60 km/h.
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Un extraterrestre en Luxemburgo. 13/07/1992. Luxemburgo-Luxemburgo (CRI)

En el Tour de 1992, mientras Barcelona se preparaba para ser ciudad olímpica, España admiraba cómo el navarro conquistaba su segundo amarillo en París con un dominio absoluto en la contrarreloj: ganó las tres que se disputaron, siendo la de Luxemburgo la más icónica. La portada del día siguiente en L’Equipe (‘El Extraterrestre’, titulaba) añadía aún más épica a la exhibición del ciclista del Banesto: en 63 kilómetros le metió al segundo, un especialista como Armand de las Cuevas… ¡tres minutos! El resto hicieron lo que pudieron: a 3:41 llegó Bugno, a 3:47 Jaskula, a 4:01 Lemond… Su media fue superior a 49 km/h con picos de hasta 60 km/h.

Una de las mayores batallas que se recuerdan en los Alpes. Una escabechina también. Indurain siempre asegura que su peor rival fue Chiapucci, con el que el año anterior había compartido fuga en Val Lourón. Pero aquel día el Diablo atacó a 220 km con cinco colosos por delante. Llegó a ser líder virtual, pero la reacción del navarro por detrás estuvo a punto de acabar con la aventura. Sin embargo, en los últimos kilómetros, Indurain levantó el pie en lo que luego se definió como una pequeña pájara que motivó que el navarro no le quitase la gloria al Diablo, pero sí se enfundara el amarillo que no soltaría hasta París.
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La gran batalla de Sestriere. 18/07/1992. Saint-Gervais-Sestriere

Una de las mayores batallas que se recuerdan en los Alpes. Una escabechina también. Indurain siempre asegura que su peor rival fue Chiapucci, con el que el año anterior había compartido fuga en Val Lourón. Pero aquel día el Diablo atacó a 220 km con cinco colosos por delante. Llegó a ser líder virtual, pero la reacción del navarro por detrás estuvo a punto de acabar con la aventura. Sin embargo, en los últimos kilómetros, Indurain levantó el pie en lo que luego se definió como una pequeña pájara que motivó que el navarro no le quitase la gloria al Diablo, pero sí se enfundara el amarillo que no soltaría hasta París.

Miguel Indurain era un extraordinario bajador. En el Tour de 1993, en la 17ª etapa, sólo una gesta rival podía arrebatarle el amarillo y la intentó Rominger camino de Pau. La etapa, televisada íntegramente, comenzó muy movida y el suizo se marchó con Jaskula en el ascenso al Tourmalet, mientras Indurain daba muestras de debilidad. En la cima le sacaban 50 segundos. La TV francesa pudo seguir con su moto el descenso de un Rominger magnífico, que arriesgaba en cada curva y parecía asaltar el Tour. De Indurain sólo hubo dos imágenes: la primera, poniéndose en cabeza cuando comenzaba el descenso a casi un minuto. La segunda fue 10 km después, cuando aparecía a la rueda del suizo despreocupado, mientras se avituallaba, tras una bajada bestial que nunca se vio.
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¡De dónde ha salido Indurain! 23/07/1993. Tarbes-Pau

Miguel Indurain era un extraordinario bajador. En el Tour de 1993, en la 17ª etapa, sólo una gesta rival podía arrebatarle el amarillo y la intentó Rominger camino de Pau. La etapa, televisada íntegramente, comenzó muy movida y el suizo se marchó con Jaskula en el ascenso al Tourmalet, mientras Indurain daba muestras de debilidad. En la cima le sacaban 50 segundos. La TV francesa pudo seguir con su moto el descenso de un Rominger magnífico, que arriesgaba en cada curva y parecía asaltar el Tour. De Indurain sólo hubo dos imágenes: la primera, poniéndose en cabeza cuando comenzaba el descenso a casi un minuto. La segunda fue 10 km después, cuando aparecía a la rueda del suizo despreocupado, mientras se avituallaba, tras una bajada bestial que nunca se vio.

En aquella crono de Bergerac, Miguel Indurain protagonizó una actuación para la historia en la que rodó... ¡a más de 50,5 km/h en 64 km! Así lo pueden atestiguar sus rivales, nombres como Rominger, el que más cerca acabó a 2 minutos, o De las Cuevas, a 4:22, Marie, a 4:45; Boardman, a 5:27; Riis, a 5:33… Una exhibición de la que en muchas ocasiones se resalta la anécdota, aunque por la relevancia de los personajes, ha acabado siendo icónica. Aquel día, Indurain dobló a un Lance Armstrong que aún no era el que ganó siete Tour de Francia (y perdió por dopaje), ni disputaba la general, pero que no hizo mala crono ya que fue 13º en meta. Pero claro, a 6:23 de Indurain, apodado tras aquella gesta como Tirano de Bergerac.
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El Tirano que atropelló a Armstrong. 11/07/1994. Perigueux-Bergerac (CRI)

En aquella crono de Bergerac, Miguel Indurain protagonizó una actuación para la historia en la que rodó... ¡a más de 50,5 km/h en 64 km! Así lo pueden atestiguar sus rivales, nombres como Rominger, el que más cerca acabó a 2 minutos, o De las Cuevas, a 4:22, Marie, a 4:45; Boardman, a 5:27; Riis, a 5:33… Una exhibición de la que en muchas ocasiones se resalta la anécdota, aunque por la relevancia de los personajes, ha acabado siendo icónica. Aquel día, Indurain dobló a un Lance Armstrong que aún no era el que ganó siete Tour de Francia (y perdió por dopaje), ni disputaba la general, pero que no hizo mala crono ya que fue 13º en meta. Pero claro, a 6:23 de Indurain, apodado tras aquella gesta como Tirano de Bergerac.

FOTO:EFEEFE
Miguel Indurain se había exhibido en Bergerac, pero su primer gran examen llegaba en la montaña, con una etapa unipuerto de 263 km y siete horas en la bicicleta. Era el Tour de 1994, en el que el navarro llegaba con las dudas de haber sucumbido en el Giro. En la ascensión, el del Banesto se quedó sin compañeros, pero vio a Rominger pasando apuros, por lo que decidió poner un fuerte ritmo. Nadie pudo seguirle. Zulle, Tonkov, Cacaíto, Virenque… se quedaron. Sólo Leblanc aguantó. Pantani, que iba escapado, agachó la cabeza cuando, entre la niebla, aparecía Indurain con el francés a rueda para dejarle en la cuneta. La victoria fue para Leblanc, más de medio Tour para el navarro.
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La Locomotora también sube. 13/07/1994 Cahors-Hautacam

Miguel Indurain se había exhibido en Bergerac, pero su primer gran examen llegaba en la montaña, con una etapa unipuerto de 263 km y siete horas en la bicicleta. Era el Tour de 1994, en el que el navarro llegaba con las dudas de haber sucumbido en el Giro. En la ascensión, el del Banesto se quedó sin compañeros, pero vio a Rominger pasando apuros, por lo que decidió poner un fuerte ritmo. Nadie pudo seguirle. Zulle, Tonkov, Cacaíto, Virenque… se quedaron. Sólo Leblanc aguantó. Pantani, que iba escapado, agachó la cabeza cuando, entre la niebla, aparecía Indurain con el francés a rueda para dejarle en la cuneta. La victoria fue para Leblanc, más de medio Tour para el navarro.

FOTO:Richard SakerGetty Images
Miguel Indurain no se interesó por las clásicas, a pesar de su triunfo en San Sebastián en 1990. En cuanto a los monumentos, disputó sólo San Remo (sin resultados reseñables) y Lieja, donde sí llegó a ser 4º en 1991. Nunca ganó la clásica belga, pero esa experiencia le sirvió en el Tour de 1995, cuya séptima etapa transcurrió por aquellas carreteras. Con Bruyneel escapado, Indurain arrancó por detrás con una potencia enorme mientras transitaba por aquellas cotas. Nadie le pudo seguir y alcanzó a Bruyneel, que se quedó a su rueda y batió al esprint al navarro, más preocupado de meter tiempo a sus rivales.
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El clasicómano de Villava. 8/07/1995 Charleroi-Lieja

Miguel Indurain no se interesó por las clásicas, a pesar de su triunfo en San Sebastián en 1990. En cuanto a los monumentos, disputó sólo San Remo (sin resultados reseñables) y Lieja, donde sí llegó a ser 4º en 1991. Nunca ganó la clásica belga, pero esa experiencia le sirvió en el Tour de 1995, cuya séptima etapa transcurrió por aquellas carreteras. Con Bruyneel escapado, Indurain arrancó por detrás con una potencia enorme mientras transitaba por aquellas cotas. Nadie le pudo seguir y alcanzó a Bruyneel, que se quedó a su rueda y batió al esprint al navarro, más preocupado de meter tiempo a sus rivales.

La mejor definición de Indurain en la montaña, ese ciclista que imprimía tal ritmo sin levantarse sobre la bici que los especialistas iban cayendo, uno a uno, hasta que se quedaba solo en cabeza. Aquel día, en la ascensión a La Plagne, Alex Zulle marchaba escapado y el navarro se lanzó a por él. Los mejores escaladores se quedaban sin capacidad de seguir su rueda: Pantani, Chiapucci, Rominger, Gotti, Virenque, Cubino… Para muchos, una de las mayores exhibiciones de Indurain en sus cinco Tour, a pesar de que no alcanzó a Zulle, dos minutos por delante de él en meta. Sí sacó otros dos al rival que mejor se defendió ante el poderío del maillot amarillo, Tonkov.
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El mejor ataque fue sentado. 11/07/1995 Le Grand Bornand-La Plagne

La mejor definición de Indurain en la montaña, ese ciclista que imprimía tal ritmo sin levantarse sobre la bici que los especialistas iban cayendo, uno a uno, hasta que se quedaba solo en cabeza. Aquel día, en la ascensión a La Plagne, Alex Zulle marchaba escapado y el navarro se lanzó a por él. Los mejores escaladores se quedaban sin capacidad de seguir su rueda: Pantani, Chiapucci, Rominger, Gotti, Virenque, Cubino… Para muchos, una de las mayores exhibiciones de Indurain en sus cinco Tour, a pesar de que no alcanzó a Zulle, dos minutos por delante de él en meta. Sí sacó otros dos al rival que mejor se defendió ante el poderío del maillot amarillo, Tonkov.

FOTO:Pascal RondeauGetty Images
Era la quinta vez que se veía la misma imagen: Miguel Indurain, con el maillot amarillo en París. Pero también era la más importante. Un español, un navarro tranquilo y discreto, entraba en el Olimpo del ciclismo, ese deporte que en España era casi religión y con él logró cotas de popularidad asombrosas. Igualaba a Merckx, Hinault y Anquetil en triunfos, pero era el único que lo había logrado de forma consecutiva. Aquel Tour lo ganó con una autoridad tremenda: 4:35 a Zulle, 6:47 a Riis y 8:24 a Jalabert. Los únicos que quedaron a menos de 10 minutos del navarro, que a pesar de no poder con el reto de sumar el sexto, pasó a ser considerado desde entonces como uno de los mejores deportistas de la historia.
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Miguel, el más grande. 23/07/1995 Sainte Geneviève des Bois-París

Era la quinta vez que se veía la misma imagen: Miguel Indurain, con el maillot amarillo en París. Pero también era la más importante. Un español, un navarro tranquilo y discreto, entraba en el Olimpo del ciclismo, ese deporte que en España era casi religión y con él logró cotas de popularidad asombrosas. Igualaba a Merckx, Hinault y Anquetil en triunfos, pero era el único que lo había logrado de forma consecutiva. Aquel Tour lo ganó con una autoridad tremenda: 4:35 a Zulle, 6:47 a Riis y 8:24 a Jalabert. Los únicos que quedaron a menos de 10 minutos del navarro, que a pesar de no poder con el reto de sumar el sexto, pasó a ser considerado desde entonces como uno de los mejores deportistas de la historia.

FOTO:Mike PowellGetty Images