Cuando un ciclista, consigue una victoria, supone un gran momento de liberación personal, por todo lo sufrido y por todo lo sacrificado. Para Davide Cimolai el triunfo en la tercera jornada del Tour de Wallonia fue algo más. El italiano celebró la entrada en primer lugar en meta con los brazos en alto, pero sin reflejar en el rostro sufrimiento. Una sonrisa de oreja a oreja estaba dibujada en su cara, el dolor ya había quedado atrás. Han sido meses de calvario que comenzaron durante el Giro de Italia: "En la segunda jornada de descanso, mi esposa me dijo que me dejaba por su jefe. Llevábamos juntos seis años y unos meses de casados", según confiesa en Cycling Weekly.

Las horas en bicicleta a través de las carreteras transalpinas, quedó a más de cinco horas de Carapaz, no representaron desgaste, según apunta Cimolai, esto fue lo más fácil: "La bicicleta fueron lo de menos, tan solo dormí tres horas por noche, pero no me preocupaba. Mi dolor estaba en descubrir que la mujer que amas había perdido la cabeza por su jefe. Fue el peor día de mi vida", apunta el corredor de Israel Cycling Academy.

Salió del bache, gracias al apoyo incondicional de alguno de sus amigos más cercanos: "Comenzar a andar en bicicleta después eso me parecía imposible. No sé explicar todo lo que pasé, traté y, sobre todo, sufrí. A mis amigos, les dedico esta victoria con todo mi corazón, porque ustedes estuvieron cerca de mí en este período tan difícil de mi vida ", subraya. Cimolai ha vuelto a ser él mismo.