Matej Mohoric llegó al profesionalismo con el cartel que otorga ser campeón del mundo júnior y campeón del mundo Sub-23. Una presión que no ha perjudicado al esloveno que, recién cumplidos los 24 años, no sólo ha cumplido las expectativas, sino que ha firmado una temporada magnífica. Si ya en 2017, en las filas del UAE, se estrenó en una grande venciendo en la etapa de la Vuelta con final en Cuenca, en este 2018 se ha llevado siete victorias, incluida etapa en el Giro y las generales del Binck Banck World Tour y el Tour de Alemania. "Estoy muy orgulloso de los resultados que he conseguido durante esta campaña. La afrontaba como un año clave para seguir creciendo como ciclista y no sólo he conseguido eso, sino varias victorias muy importantes".

Para esta temporada, su debut en el Tour centrará parte de su preparación (si consigue etapa tendría ya en las tres grandes... con 24 años), aunque el primer bloque importante lo tendrá en marzo con la Strade Bianche, Tirreno y Milán San Remo. Y si tener triunfos en las tres pruebas de tres semanas es un objetivo, el Mundial en tres categorías también lo es: "Claro, aunque creo que en unos años será un objetivo más real". 

El esloveno, que siempre ha destacado por sus dotes de rodador, también ha llamado la atención por su habilidad en las bajadas, con la que ha logrado varios triunfos: "¿Si soy el mejor bajador del pelotón? No lo creo, hay muchos ciclistas que tienen muchísima habilidad. Quizá al no estar delante en las etapas de montaña, no se les ve tanto. Yo me suelo sentir bien en las bajadas y las aprovecho para lograr algo de ventaja, pero de ahí a ser el mejor...".

Aún así, tiene claro dónde está el secreto para tirarse en los descensos: "Lo más importante es conocer cuál es tu límite y cómo bajas con seguridad. Creo que lo más importante es conocerse y saber hasta dónde puedes arriesgar, hasta dónde puedes llegar… Las caídas son una desgracia y nadie está a salvo, pero que sean por mala suerte y no porque quieras arriesgar más de la cuenta".