Chico conoce a chica. Chica conoce a chico. A chico no le van mucho las bicis, sueña con el Dakar, pero le da por apuntarse a la Titan Desert. A chica le van mucho las bicis, es enfermera y trabaja en el servicio médico de la Titan Desert. Chico debería haber entrenado más, le están matando las llagas, así que va a la enfermería de la carrera. Y se ven. Ojo: a chico le gusta chica. Ojo: a chica le gusta chico. Qué bien, qué feliz coincidencia. Sí, los flechazos existen. Y son maravillosos. Recuerden, lo escribió Lope de Vega: "Quien lo probó, lo sabe".

La escena es de 2011, el inicio de un amor de película, un crush de esos que todos piensan que siempre les pasa a otros… hasta que les pasa a ellos. Los protagonistas son Rubén y Nuria. "Iba al servicio médico y, aunque estés por otras cosas, más siendo novato, me hizo gracia y dejaba pasar a otros corredores para que me atendiera ella", recuerda él. "Estar de staff es muy duro y al principio te cuesta diferenciar a los corredores. Intentas estar igual con todos, pero a la tercera etapa me di cuenta de que su cara me sonaba, primero porque siempre me decía algo que me dejaba paralizada y segundo porque siempre me hacía reír. Me di cuenta de que siempre venía conmigo y empecé a sospechar", explica Nuria.

Pasaron los días y Rubén hizo lo más valiente de lo más cobarde: se la jugó la última noche, consciente de que si era rechazado no vería más a Nuria, y le pidió el teléfono. Ni una semana después, ya de vuelta en España, estaban cenando juntos. Debió de ir bien la primera cita porque siguieron viéndose, empezaron a salir con las bicis, a construir algo bonito. Así, hasta que Nuria le sorprendió cuatro año después con una propuesta: volver a la Titan juntos y correrla en la categoría Dúo Mixto. Aunque para sorpresa la de Rubén: tras conchabarse con la organización, el lunes por la noche, en medio de la etapa maratón, le pidió matrimonio delante de todos los corredores. "Lo tenía en mente para este año y cuando me dijo lo de la Titan adelanté todo el proceso", dice. Que sean felices, coman perdices… y tengan titanitos.