Tom Dumoulin conquista su primer arcoíris de contrarreloj

Tom Dumoulin se saltó la Vuelta para centrarse en preparar el Mundial de crono. Bronce en Ponferrada, en 2014, y plata olímpica en Río, en 2016, al neerlandés le faltaba un gran título en su disciplina favorita. “Ansío un oro en mi especialidad, afronto la cita con las piernas frescas”, confirmó en la previa. Y lo consiguió con una superioridad aplastante en Bergen (Noruega), bajo la intensa lluvia de la Ciudad de las Siete Montañas… en lo alto de una de ellas: el Mount Floyen.

En una temporada extraordinaria, Dumoulin alcanzó su séptimo triunfo y añadió su primer maillot arcoíris a su primera grande, el Giro. El pasado domingo venció con sus compañeros del Sunweb en la contrarreloj por equipos. Para el próximo domingo, la carrera de fondo, prometió más guerra: “Esta semana ha adquirido ya un color histórico, pero no me conformo”.

Chris Froome, único ganador de Tour y Vuelta en ese orden, deseaba cerrar con medalla otro 2017 excepcional. Pese a retrasar su puesta a punto, el británico pagó “los esfuerzos” del doblete y logró un nuevo bronce: como en la crono por escuadras con el Sky, como en Londres 2012 y en Río 2016. Primoz Roglic se llevó la plata y Tony Martin, defensor del título y cuatro veces campeón del mundo, concluyó en una gris novena posición.

Debido a la ascensión de 3,4 kilómetros al 9,1% del Mount Floyen, la UCI se saltó sus propias reglas y permitió cambiar de bicicleta en parado. Para controlar y facilitar la operación, se colocó una alfombra roja en una dura sección adoquinada, frente al funicular de Bergen y junto al restaurante español El Escalón. De los tres ocupantes del cajón, sólo Roglic realizó esta maniobra.

Gorka Izagirre, curtido en el ciclocross, completó un cambio impecable. El otro representante nacional, Jonathan Castroviejo, prefirió seguir con la misma máquina. La táctica dio igual, porque ninguno estuvo cerca del podio. Castroviejo, bronce en 2016 en Qatar, acabó 14º. Izagirre, 27º.