“Me había acostumbrado a ser un poco la estrellita”
“Los dos años de Astana me ha tocado currar para otros y lo he asumido. Sí que es diferente porque me había acostumbrado a ser un poco la estrella”.
—Todo listo para la salida del Tour en Normandía...
—Sí. Con muchas ganas ya de conocer el Tour, una carrera a la que quiere ir cualquier ciclista y con ganas de vivir esa experiencia y dar lo mejor de mí. Va a ser como si lo conociese ya desde antes. Son muchos años viéndolo por la televisión.
—Cuando se bajó de la bici en el Giro estaba fastidiado, pero eso provocó que ahora corra el Tour. Genera ilusión, ¿no?
—Sí, después del palo del Giro, para mí poder estar en el Tour era la única motivación. Quería volver a competir cuanto antes. No quería estar pensando desde ya en la Vuelta y el equipo me planteó ir al Tour y es una oportunidad única.
—En el Dauphiné llevó a Froome muy bien en la montaña y fue la reválida, ¿no?
—Sí. Fui con dudas pero, día a día, me encontré mejor. En la montaña hice un buen trabajo para Froome y el equipo lo ha sabido valorar. El mismo Froome está contento y nos juntaremos de nuevo en el Tour.
—Froome tiene pinta de buena persona, y no de divo.
—Sí, es cercano y muy humilde. Es consciente también de que todo lo que consigue lo hace a base de sacrificio. No puede esconder cómo es y es así. La verdad es que es un tío de 10.
—¿Froome es extravertido o se encierra un poco en sí mismo?
—Quizás es un poco parado y no tiene ese carácter tan marcado de líder como otros, pero es un tío agradable con trato sencillo y con el que es fácil convivir fuera del pelotón.
—El objetivo es que Froome gane el Tour, pero en el Sky hay corredores como usted que pueden aprovechar un día.
—Hombre, yo no voy pensando en ello. Mi objetivo es aprender y ayudar a Froome. Lo que sí que está claro es que son muchos días y que la carrera puede dar muchas vueltas. Ojalá tenga la oportunidad para buscar mi propio interés pero, bueno, mi idea de partida es otra.
—De ser líder en el Giro a trabajar en el Tour para otros, no se le caen los anillos.
—Es un poco lo que he hecho hasta ahora. Los dos años de Astana me ha tocado currar para otros y lo he asumido. Sí que es diferente porque me había acostumbrado a ser un poco la estrellita pero lo bonito del ciclismo es que puedes sentirte muy valorado haciendo un buen trabajo también sin ganar.
—¿Quiénes son los rivales? Nibali, Contador, Quintana…
—Sí, el Tour es la carrera que todos quieren. Además de esos, a mí hay un corredor que me gusta mucho que es Pinot, que ha mejorado un montón en la crono y creo que va a dar mucho que hablar.
—¿Y dónde cree que se va a decidir el Tour?
—Creo que llegará a Alpes bastante abierto. Creo que se decidirá allí. Esa contrarreloj, esa cronoescalada y esos finales duros. Subidas y bajadas duras y otro final en alto decidirán la carrera por completo.
—El Tour puede ser, además, la llave para los Juegos. Mínguez dijo que era obligatorio...
—Me tuve que ir del Giro por desgracia y ahora se me han abierto las puertas del Tour y de unos Juegos si todo va bien.
—¿Y llegaría a la Vuelta?
—Habría que ver si estoy capacitado para afrontarla. Parecería como los sprinters, que corren la mitad de cada una.