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CICLISMO

Ventoso: "¿Imagináis un disco en la yugular o en la femoral?"

El cántabro de Movistar escribió una carta abierta tras su caída en la París-Roubaix en la que se cortó con un freno de disco.

La pierna de Fran Ventoso, tras la caída.

Los frenos de disco están en el punto de mira del ciclismo profesional. Esta tecnología ha sido permitida por la UCI recientemente (a finales de 2015) y su llegada ha generado una fuerte polémica por el riesgo que pueden suponer los afilados discos en caso de accidente. El pasado domingo, en la clásica París-Roubaix, el español Fran Ventoso se vio envuelto en una de las múltiples caídas que se suceden en esta carrera y no pudo acabar. Se había cortado con un disco en la tibia y tuvo que pasar por quirófano.

El de Movistar ha escrito una carta abierta denunciando esta tecnología y relatando su caída. “Miro la pierna: no me duele, no hay demasiada sangre, pero observo que parte del periostio está al descubierto. Veo la funda que recubre mi tibia. Me aparto a la derecha, me tiro en el césped, echo mis manos a la cara, empiezo a marearme…”. El disco le había rajado. 

El uso de estos frenos fue aprobado por la UCI a en agosto y septiembre de 2015 (en la Vuelta ya hubo) y en 2016 su uso tendrá un carácter experimental, con la posibilidad de implantarlos definitivamente en 2017. Dos equipos, el Lampre y el Direct Energie usaron discos de freno en esta París Roubaix. En total 16 ciclistas, 32 discos. “Quince kilómetros más tarde Nikolas Maes tuvo que ser llevado en ambulancia con un tajo en la rodilla ¿qué sucederá cuando haya 396 discos en una carrera donde los 198 ciclistas peleamos por la posición y las caídas son inevitables”, denunciaba Ventoso.

El velocista de Movistar insistía sobre el peligro de introducir este sistema entre la élite y llamó a denunciarlo: “Los discos nunca deberían haber llegado al pelotón profesional, al menos como los conocemos hasta este momento. Al menos hasta que cuenten con sistemas de protección y seguridad que no los conviertan en auténticos cuchillos instalados en las bicis. Son cuchillas, que a ciertas velocidades se convierten en auténticos machetes. Hay carreras en las que alcanzamos velocidades máximas de 80, 90 e incluso 100 kilómetros por hora. Yo he tenido suerte: es solo la pierna, solo músculo y piel. ¿Os imagináis un disco en una yugular, en una femoral? No: mejor no imaginar”. Otros ciclistas, como Purito, ya han insistido en la necesidad de cubrir el disco... para que no sea un potencial peligro en la carretera.  La Asociación de Ciclistas Profesionales (CPA) ya ha pedido a la UCI que suspenda el uso de los frenos de disco.