Piden 8 años a Alfredo Irusta por coleccionar armas de guerra
Al exciclista se le descubrió un arsenal de las guerras carlistas y civil con 400 obuses y bombas, después de resultar herido por la exploxión de una carga en 2014.
El coleccionista vizcaíno de obuses y bombas de las guerras carlistas y la Guerra Civil Alfredo Irusta, que fue ciclista profesional en los equipos Seur (1992), Deporpublic (1993), Castellblanch (1994-1995) y Mx Onda (1996), ha sido juzgado este miércoles en Bilbao por tenencia y depósito de armas de guerra, y ha alegado en su defensa desconocer que su actividad necesitase de autorización y que fuese ilegal o delictiva.
Así lo ha expuesto este colaborador del forense Francisco Etxeberria en la localización y levantamiento de fosas de soldados muertos en la contienda civil española, para quien el fiscal ha mantenido la petición de 8 años de cárcel y su defensa la libre absolución, en el transcurso de la vista oral celebrada en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Bizkaia.
La afición de Irusta por coleccionar desde la adolescencia obuses de artillería y bombas de aviación y otro material explosivo de las guerras carlistas y de la Guerra Civil fue descubierta a raíz de que le explotase la carga de un obús que intentaba desactivar en una lonja anexa a su caserío del barrio La Cadena de Muskiz (Bizkaia) el 14 de junio de 2014.
La explosión de la carga de este proyectil le arrancó el músculo gemelo de una de sus piernas y provocó daños en la vivienda de una tía suya, próxima al lugar donde desactivaba las bombas que encontraba o le enviaban sus amigos y donde tenía almacenados cerca de 400 proyectiles de distintos tipos y calibres de dichas contiendas bélicas, así como 10 kilos de TNT guardados en un cubo.
Irusta ha reconocido a preguntas de la fiscal del caso que todo el material hallado por la Ertzaintza era de su propiedad y ha asegurado que todos los proyectiles estaban desactivados y retirada su carga explosiva y que lo sabe porque él los abrió y vació.
Ha manifestado desconocer que su actividad requiriese de algún tipo de permiso o autorización administrativa. "Nunca se me pasó por la cabeza que pudiese estar haciendo algo malo", ha enfatizado Irusta, quien ha añadido que, en su opinión, no ha cometido ningún delito y que tanto las tareas de recolección como de desactivación de los artefactos las hizo "por amor a la historia".
Ha señalado que aprendió a desactivar artefactos explosivos de forma "autodidacta", comprando libros que hablan del tema y estudiándolos.
Alfredo Irusta ha descalificado también "el 70 por ciento" del informe pericial de los artificieros de la Ertzaintza que recogieron y destruyeron el material de guerra que almacenaba en su casa y lo ha catalogado como una "acumulación constante de errores".
Ha asegurado también que los proyectiles y bombas que almacenaba no suponían ningún peligro porque, en su opinión, ninguna munición almacenada en su lonja podía explotar por sí misma, después de que él la desactivase.
Los ertzainas de la unidad de desactivación de explosivos del cuerpo que hicieron el informe policial se han ratificado en el contenido del documento y en que el material que hallaron en el almacén de Irusta suponía un peligro potencial de que estallase. Se han ratificado también en que al menos 88 de los 400 obuses y bombas de aviación que encontraron tenían carga explosiva o trazas de la misma en su interior o contenían la espoleta.
En defensa del encausado ha testificado el médico forense y presidente de la Sociedad Aranzadi, Francisco Etxeberria, quien ha señalado que Irusta es uno de los especialistas en escenarios de batallas de las guerras carlistas y la guerra civil más expertos que conoce y que había estado dos veces en el almacén del acusado en Muskiz, donde le mostró el material "con la mayor naturalidad".