Los mejores momentos que ha dejado el ciclismo en 2015
El indiscutible Chris Froome, el incombustible Alberto Contador, Fabio Aru y Nairo Quintana han brillado con luz propia en la pasada temporada.
Estos son los mejores momentos de 2015 que ha dejado el ciclismo:
1. Chris Froome aún no tiene rival
Froome y Sky protagonizaron el Tour de Francia en todos los aspectos. Se recordará durante años la carnicería que practicó el equipo británico en La Pierre Saint-Martin. La carrera de los cuatro grandes (Froome, Quintana, Nibali y Contador) se vio dominada desde la primera semana por una escuadra que no hace prisioneros. Richie Porte deslumbró dirigiendo una ascensión impecable y Geraint Thomas se destapó como fiel escudero y futuro candidato a carreras de tres semanas. Froome hizo lo que se esperaba de él, escaparse a golpe de cadencia. Dejó sentado a Nairo Quintana en la primera gran rampa del Tour sin contrarreloj, el Tour de los escaladores.
La primera semana había sido tensa. Caídas y jornadas de viento con finales en alto ya habían dejado entrever que el rival a batir vestía de oscuro. Después de la escabechina en los Pirineos, los gallos quisieron probar al líder en los descensos y en los Alpes, pero ya era demasiado tarde. Movistar llegó con retraso a la ronda gala y tuvo que conformarse con el segundo puesto de Quintana y el tercero de Valverde, un premio impensable, pero también agridulce. Contador pagó el esfuerzo de su Giro de Italia, pero ya emplaza al 2016. Su principal objetivo es París.
2. Contador triunfó en un emocionante Giro
Las traicioneras carreteras italianas fueron escenario de la grande más emocionante del año. Alberto Contador brilló desde un equipo batido por Astana. Se peleó sin compañía con Fabio Aru y Mikel Landa. Destacó su exhibición en el Mortirolo, sus rivales marchaban con ventaja por una avería mecánica inoportuna en las faldas del puerto. La tensión de la emboscada castigó a Aru, que sufrió para seguir la rueda de Landa mientras soñaba con descolgar a Contador. El de Pinto remontó metro a metro a más de 40 kilómetros de la meta. Llegó al grupo de Aru, vio su gesto y atacó sin contemplaciones.
Aquella fue una victoria moral, pero su maillot rosa se fraguó en la contrarreloj, donde castigó de verdad a los gallos. Con todo, él ya sabía antes de alzar los brazos en Milán que había sufrido más de lo esperado y que aquello sería un lastre para su Tour de Francia. En el ciclismo moderno, con esfuerzos medidos gota a gota, la gesta de ganar el Giro y el Tour en una misma temporada tendrá que esperar.
3. Un equipo Astana para recordar
El Astana se había destapado en el Giro, sobrevivió al Tour y dio un auténtico recital en la Vuelta a España. Mikel Landa y Fabio Aru han sido las dos revelaciones de la temporada. El primero, que no aspiraba a ser líder, dio el golpe en el Giro subiéndose al tercer escalón del podio y ganando las dos etapas grandes. Renunció a la segunda plaza por órdenes de equipo y porque Aru también merecía su trozo del pastel. En Francia, el bloque de Vinokurov sufrió, Nibali se venció ante la presión y desde la primera semana dejó claro que no podría reeditar el triunfo de 2014. Con todo se rehízo, demostró casta y ganó la etapa con final en La Toussuiere.
La Vuelta comenzó con el Tiburón descalificado por trampas. El golpe psicológico era importante, pero Aru fue un jefe de filas sólido. En las rampas cortas y explosivas españolas sobrevivió con su habitual pedaleo epiléptico y aguantó el empuje de Dumoulin en la contrarreloj larga de Burgos. Era cuestión de tiempo recortar los tres segundos que le separaban del liderato, pero se hizo esperar. En la Sierra de Madrid, el equipo al completo dio un verdadero golpe valiéndose de la táctica más vieja del ciclismo: Landa descolgó al holandés, sin compañeros. Los fugados Zeits y Luis León esperaron a Aru para hacer más llevadero el llano y enfilar el descenso y el sardo ganó su primera grande. Y hubo postre: Giro de Lombardía para un resucitado Nibali.
4. Movistar ganó los premios menores y Kristoff, el pichichi
El curso del Movistar, único equipo español en el World Tour, fue brillante pero conformista. Rozaron el Tour, pero se quedaron con dos podios y la clasificación por equipos. Vencieron el ránking UCI por equipos y Valverde hizo lo propio con el individual, consolidándose con triunfos en la Lieja-Bastoña-Lieja, la Flecha Valona, etapas en La Vuelta y su Tour. Una de sus mejores temporadas a los 35 años.
La campaña de clásicas y carreras menores tuvo un claro dominador, Kristoff. El noruego de Katusha sumó 20 victorias, entre ellas el Tour de Flandes. Sólo le faltó rematar con etapas en el Tour de Francia. En ese aspecto, fue Greipel el dominador de los sprints puros con una etapa en el Giro y cuatro en el Tour. Degenkolb se doctoró (Milán-San Remo y París-Roubaix), pero fue el ‘todoterreno’ Peter Sagan quien remató con el mejor premio: venció el Mundial de Ciclismo en Richmond con un ataque en el penúltimo kilómetro.
5. Mikel Landa lidera el relevo generacional
El futuro del ciclismo español sin Contador, Valverde y Purito parecía gris. El panorama después de la temporada 2015 se aclara. Mikel Landa ya es un verdadero aspirante a las clasificaciones de grandes vueltas después de conseguir triunfos en las etapas reinas del Giro y la Vuelta. Queda ver cómo afronta las responsabilidades propias del jefe de filas en Sky y su labor al servicio de Froome cuando sea necesario.
Pero hubo más nombres que resaltar, jóvenes que pisan fuerte. Juanjo Lobato y Carlos Barbero lucen en las llegadas masivas, un perfil de corredor que no abunda en España. Carlos Verona se mantuvo entre los mejores de a Vuelta cuando la carretera enfilaba hacia arriba y Omar Fraile brilló haciéndose con la clasificación de la montaña. Y Marc Soler ganó el Tour del Porvenir. Hay relevo.