TOUR DE OMÁN
Guardini estrena su casillero en 2015 y se viste de rojo
El italiano de Astaná dio a su equipo el segundo triunfo del año, tras el de Taaramae en Murcia, y se puso de líder tras batir a Boonen en el sprint.
Sin cobertura televisiva, pese a las figuras de la prueba, un año más son los corredores los que narran lo vivido en las etapas del Tour de Omán. Mientras se les espera en la meta, ubicada en pleno complejo policial, lo importante es no meterse en ningún lío. Acreditados o no, cualquier aproximación o intento de fotografía al estadio de fútbol de los agentes, pegado a su academia de cadetes y a su escuela de música, cuesta una buena reprimenda. Transcurren dos horas en busca de sombra, hasta que aparece el pelotón en la recta final… y Andrea Guardini se lleva el triunfo y el maillot rojo de líder en un sprint que pica ligeramente para arriba.
El italiano del Astaná sabía quién era el hombre a vigilar en los últimos metros: “Me coloqué a rueda de Boonen, calculé la distancia y remonté hasta la victoria. Me siento muy satisfecho de haberme estrenado y de darle a mi equipo otro éxito en la temporada (Rein Taaramae abrió el casillero en Murcia). Anduve cerca en Dubai (una segunda y una tercera plaza) y en Qatar (dos segundos), mi condición física aumentaba, por tanto sólo faltaba alcanzar este resultado”.
Sofocado, Purito Rodríguez contó más detalles de la jornada inaugural: “Pronto se produjo la fuga, que el grupo cazó a unos 30 km. Sufrimos temperaturas bastante altas, con máximas de 40 grados. A mí, que vengo de la nieve de Andorra, me pasó factura, pero si no te quejas por una cosa es por otra. Se trata de un buen rodaje y, como en eso consisten estas carreras, salgo contento y a por otro día”. Esa escapada la integraron Van Zyl, Van Meirhaeghe, Andreetta y Konrad, hasta que Van Zyl, que lo probó en solitario, fue atrapado.
Este miércoles, la segunda jornada tiene trampa: la cota de Al Jissah, 1,4 kilómetros al 9% de pendiente media, a sólo cinco km de la meta de Al Bustan. En teoría, los hombres llamados a disputarse la general deberán dejar a los velocistas sin una segunda oportunidad de triunfo.