Hat-trick de Kristoff

Qatar sólo tiene un monumento Patrimonio de la Humanidad: el fuerte de Al Zubarah, desde 2013. Construido a mediados del siglo XVIII, como los demás restos arqueológicos de la zona, se utilizó como enclave de defensa contra Bahrein. Ahora sirve como salida para la carrera del país. Sin embargo, la localización de la pancarta, antes de una curva de 90 grados, provoca que el pelotón se la tome a chufla cada año. Unos 50 ciclistas partieron desde un lateral o el inicio de la recta. Y esta ronda la organiza el Tour de Francia.

Los que atajaron sabían lo que iba a tocar: viento y velocidad desde el primer momento. En el Tour de Qatar existen un par de modelos de etapa, normalmente aderezadas con abanicos: la que se rompe o la que se controla. Tras un inicio fulgurante, se repitió el molde de la jornada anterior. Fuga consentida, nervios al final y resolución al sprint. El orden del top-tres también fue el mismo que en Mesaieed: Kristoff, Sagan y Arndt. Con dos cuartos y dos segundos, Sagan no acierta a estrenarse con el Tinkoff: “Lo volví a intentar, me siento decepcionado”.

El hat-trick de Kristoff en esta edición le sirvió para colocarse tercero, a 11 segundos del líder, Terpstra. “Si consigo puntuar en uno de los dos sprints intermedios (3, 2 y 1 segundos) y sumo mi cuarta victoria (otros 10 segundos), ganaría también la general. Es el objetivo”, reconocía el noruego, que luce un vikingo guerrero en su sillín. La batalla que plantea se la acepta Terpstra, vigente campeón: “Dejaremos marchar una escapada para que no bonifique. Y si no funciona y vence, lo merecerá si obtiene cuatro etapas”. La Corniche de Doha decidirá este viernes.