José Joaquín Rojas encuentra petróleo en Sealine Beach

Oleg Tinkov, patrón del Tinkoff, siguió la primera jornada del Tour de Qatar en el asiento presidencial de la jaima ubicada en la meta de Sealine Beach, frente a las dunas del desierto y los pozos de Qatar Petrochemical Company. “Hoy no ganará uno de los vuestros, ya lo veréis”, comentaba entre risas a los periodistas españoles mientras disfrutaba con la escapada de uno de sus “chicos”, Breschel. “Si no llega, tengo luego a Sagan. Y si no, no importa, lo que quiero es el Tour de Francia”. Sagan quedó cuarto, y José Joaquín Rojas, murciano, venció con un sprint lanzado desde lejos, a rueda de Terpstra. Pleno al 15 en el pronóstico de Tinkov.

Alejandro Valverde soltó antes de la salida una predicción igualmente desacertada. Tras aterrizar procedente de Dubai a las 00:00 de la noche anterior, se le escapó una frase lapidaria cuando vio tanta arena y viento: “Cuánta miseria vamos a pasar”. 136 kilómetros después, Movistar logró su cuarto triunfo de 2015 en su estreno en Qatar. Y más: su paisano se puso líder y sumó la novena victoria de su palmarés. Por su parte, Rojas explotó en un sonoro grito al batir a corredores tan rápidos como Boonen, Demare o Sagan. Ventoso, también velocista en la escuadra telefónica, era hasta entonces el único ciclista nacional en imponerse en un parcial de esta ronda, en 2004.

Tras recibir las efusivas felicitaciones de auxiliares y compañeros, Rojas subió al podio por partida triple: como ganador de etapa, maillot amarillo y maillot plateado de puntos. No levantaba los brazos desde el 16 de mayo de 2014, en Castilla y León. En diciembre, su nombre apareció en la investigación de la Fiscalía de Padua como presunto cliente de una trama de dopaje encabezada por Michele Ferrari. En el Hotel Sheraton de Doha, Diario AS habló con él sobre su implicación y no quiso hacer declaraciones: “No diré nada que no dijera el día que se publicó esa historia”. Ese día comunicó en Twitter que sólo se entrenó en 2010 con el doctor, sancionado a perpetuidad por el CONI desde 2002, lo que acarrea suspensión en Italia si se ha mantenido un contacto probado.