Tour de Omán
Chris Froome: “Mi palmarés es limpio y borrará la sospecha”
El británico, nacido en Nairobi (Kenia) hace 28 años, está en Omán en plena preparación para su gran reto: reeditar su triunfo en el Tour de Francia.
Su temporada 2013 fue arrolladora. ¿Podemos confiar en sus triunfos?
—Sin duda. De hecho, deseo corroborar lo que logré para demostrar que soy creíble y un campeón legítimo. Si mis victorias fueran aisladas, generaría más dudas a las ya existentes en este periodo tan difícil para nuestro deporte. Me encantaría ratificar estos éxitos en los próximos cuatro o cinco años.
—¿No se producirá ninguna sorpresa desagradable con usted en el futuro?
—Mis resultados soportarán el paso del tiempo y borrarán las sospechas. Es un reto y una motivación. Quiero probar mi honestidad y que mi currículum perdure más allá de análisis retrospectivos e incertidumbres.
—¿Por qué otros corredores no se expresan así de claro contra el dopaje? ¿Temen algo?
—Buena pregunta. Es una cuestión que nos vendría fenomenal para mejorar la credibilidad, lo preferiría. Yo puedo hablar desde mi punto de vista: confío en mi palmarés, que he obtenido de manera limpia, y en que el ciclismo pueda volver a conseguir la confianza de los aficionados. Espero que en algún momento la gente crea de nuevo. Que crean en mí y en mi equipo, el Sky. Igual nos lleva un par de Tours consecutivos sin manchas. Para mí, la mejor forma de asegurarlo es que yo gane.
—¿Qué opina de la revisión del pasado de la Comisión de la UCI? ¿Servirá?
—No deberían existir secretos. Cuanto antes conozcamos lo que ocurrió y quede atrás, antes podremos marcar una línea y avanzar. Desgraciadamente, el pasado no se cambia. Gente como Armstrong hizo mucho daño. Hay que saber convivir con la sombra que nos persigue. Que los fans se desilusionaran es normal, a mí también me sucedió. Si se producen sanciones menores por colaboraciones, quizá salgan más historias. Algunos de otras épocas compiten con nosotros y no han recibido suspensiones. No digo que sean culpables, me gustaría seguir de cerca las novedades.
—¿Le presiona ser el vigente campeón del Tour?
—La presión fue mayor en 2013, cuando se me consideraba el gran favorito. Venía de ser segundo en 2012 y todos los ojos se posaron en mí. Ahora he demostrado de lo que soy capaz, sólo tengo que intentar repetir, con la dificultad que conlleva.
—¿No sufre ningún agobio o miedo a defraudar?
—Lo único de lo que me preocupo es de hacerlo lo mejor posible, en la mejor condición física posible. Si estos dos requisitos se hallan en orden, mi conciencia está tranquila, aunque no logre mis objetivos.
—¿Conserva su carácter o se ha convertido en una estrella internacional?
—De acabar segundo a primero media un mundo. No obstante, mi vida y mi relación con la prensa es igual, amable y cercana. Fijé bien mis pies en el suelo.
—¿Cómo ha ido el invierno? ¿Demasiado ocupado con celebraciones y actos?
—Ha marchado según lo previsto. Me reclamaron para muchos eventos, pero estoy feliz por haber sido capaz de concentrarme en mi trabajo, que es entrenarme y montar en mi bicicleta. Eso es lo que me gusta, y no se comprometió en ningún instante. Junto a mi compañero Siutsou nos rodamos en los alrededores de Johannesburgo, con una semana en las montañas en un lugar llamado Crystal Springs. Eso supone una altitud de 1.800 metros, con grandes subidas y series cada día. Kanstantsin me apretó bastante.
—Su relación con Wiggins es ahora…
—Buena. Hablamos como adultos y solucionamos varios temas. Me siento feliz con él en el Sky.
—¿Eclipsa a Porte como le sucedió a usted con Wiggins?
—Richie está preparado para tomar los galones de la escuadra y ganar el Giro. En el Tour de 2013, si no se hubiera sacrificado al 100% por mí, habría alcanzado el podio. Considero un lujo contar con su apoyo.
—¿Participará en la Milán-San Remo?
—Si eliminan la ascensión a la Pompeiana del recorrido, definitivamente no. No habría lugar para mis aspiraciones si la carrera pierde dureza. (Tirreno, Volta a Catalunya, Romandía y Dauphiné, con dos concentraciones en Tenerife, en abril y mayo, es su hoja de ruta para preparar la Grande Boucle).
—¿Tampoco descubrirá algo de pavés para ir con más confianza a los tramos del Tour?
—Ya corrí la Roubaix en 2008, con el Barloworld y Cooke de líder, y no me fue tan mal. De todas formas, el pavés en las pruebas de un día no se disputa con la intensidad con la que lo haremos en Francia. En esas carreras es muchísimo mayor y no deseo pasar por riesgos innecesarios que comprometan mi puesta a punto. Dispondré de mis chicos para ayudarme.
—¿No le interesan las clásicas?
—Siempre estarán ahí. Me encantaría rendir bien en determinadas citas. Cuando no se crucen con mi camino al Tour o, si me veo bien después, quizá vaya al asalto de alguna.
—¿Acudirá a la Vuelta?
—No lo creo. En 2012 concluí cuarto y totalmente fundido por los tres españoles tras haber completado al máximo el Tour. Si terminas así de cansado en julio, no es factible ir a España a buscar el triunfo. Si conquisto el Tour, no.
—¿No le quedó una espinita por la derrota frente a Cobo y que Sky apostara por Wiggins?
—Como en todas las carreras que pierdes, sueles repasar qué se podría haber cambiado. Sin embargo, las cosas surgieron así y debes aceptarlas. Yo partí como ayudante de Bradley y otro se encontró más fuerte que nosotros.
—Por último, comente qué espera del Tour.
—Vencer. Surgirán nuevos rivales, como en cada edición, pero el principal peligro procederá de Nibali y Contador. Que Quintana no participe no trastoca mi estrategia, ni será más sencillo. Seguro que Nibali, con su gran escuadra y su valentía, me pondrá en aprietos.
—¿Regresará Contador a su nivel de antes de la sanción?
—Quién sabe. En 2013 no anduvo a su altura. Desde luego, tiene mucho talento y es muy combativo. No se rinde jamás.