Tony Gallopin supo mezclar fuerza y habilidad para ganar destacado la Clásica de San Sebastián, con 28 segundos sobre Valverde, Kreuziger, Nieve y Roche. El francés se la jugó con un ataque a 15 km de meta, en la última de las cinco ascensiones de la carrera, Arkale (2ª categoría). Por atrás le perseguían cinco corredores, dos del Saxo, Kreuziger y Roche, dos del Euskaltel, Nieve y Landa, y Valverde (Movistar). Pero no hubo mucho acuerdo entre ellos en trabajar para la caza. Todos se reservaron algo para un sprint que nunca llegó. Gallopin, sin mirar nunca atrás, lo dio todo y ganó la apuesta.

La batalla se inició poco antes, en la última ascensión a Jaizkibel (1ª categoría) y la provocó el Movistar, primero con Jesús Herrada, luego Castroviejo y finalmente Quintana, que terminó rompiendo el grupo, aunque pagó el esfuerzo al final de la ascensión. Pero el trabajo era para Valverde, que se metió entre los ocho de cabeza junto al vitoriano Mikel Landa, irlandés Roche, el italiano Moreno Moser los franceses Jeanneson y Gallopin, el belga Eijssen y el checo Kreuziger, que fue el que coronó Jaizkibel (a 36 km de meta) ligeramente destacado. Luego tras el descenso lograron entrar el francés Chavanel y el guipuzcoano Astarloza.

En la subida a Arkale se produjo el ataque de Gallopin, que coronó con doce segundos de ventaja sobre un grupo que ya era solo de cinco: Valverde, Kreuziger, Roche, Landa y Mikel Nieve, quien llegó desde atrás. Con un buen descenso, Gallopin aumentó su margen hasta 30 segundos sobre sus cinco perseguidores. Y lo mantuvo hasta meta. Valverde y Kreuziger subirían al podio, pero como segundo y tercero. 

Es la quinta victoria, pero la primera en World Tour, para Tony Gallopin, 25 años, hijo de corredor (Joël) y sobrino de Alain, director deportivo de su equipo, el RadioShack.