TOUR DE FRANCIA | 20ª ETAPA
Quintana gana la etapa y se mete en el podio final con Purito
Contador se quedó y no estará en el cajón de París. Purito acabará tercero y Quintana, segundo, además de ganar la montaña y el mejor joven. Froome se lleva el Tour.
En 2008, cuando Contador completó la trilogía del ciclismo (Tour, Giro y Vuelta), Froome cumplió su segunda temporada profesional (sin victorias), Quintana pasó cinco días en coma al ser atropellado por un taxi y Purito confirmó (eso creímos entonces) sus cualidades como ciclista: corredor de clásicas. Cinco años después, Froome (28), Quintana (23) y Purito (34) ocuparán el podio del Tour de Francia. Contador (30), finalmente, será cuarto. Agotado tras los últimos esfuerzos, el líder del Saxo perdió 2:28 en la cima de Annecy-Semnoz. Ni siquiera el trabajo del fiel Kreuziger alivió el castigo. Ahora queda por saber si Alberto ha sido víctima de un mal mes de julio o de ocho temporadas en la élite.
Algo es seguro: Froome alargará el dominio del Imperio tras las victorias de Evans y Wiggins. Si tenemos en cuenta la edad y el rendimiento de su compañero Richie Porte (Tasmania, 28) podemos prever que el idioma de Shakespeare con sus diferentes acentos será dominante en las próximas ediciones del Tour. Algo más, incluso. En caso de que Porte tome el relevo de Froome, el equipo Sky será el primero en convertir el maillot amarillo en hereditario.
De impedirlo alguien tendrá que ser el colombiano Nairo Quintana, ganador ayer de la etapa y del reinado de la montaña (también del maillot blanco al mejor joven). Su éxito debería resultarnos menos sorprendente que el de Froome. Cuando Nairo ganó el Tour del Porvenir en 2010, el keniano todavía no era nadie. El resto de la trayectoria de Quintana sigue la hoja de ruta de un talento precoz y salvaje. Los 16 kilómetros que separaban su casa de la escuela (con rampas de hasta el 15%) le han cincelado las piernas. De la resistencia física tiene la culpa, a partes iguales, la Virgen de los Milagros y la sopa de gallina de su madre (al menos, eso afirma doña Eloísa).
Nada le ha sido regalado y tampoco ayer. Quintana se subió primero al tren de Purito y luego al de Froome. Después pedaleó junto a ambos y por último respondió al enésimo ataque del líder, que también buscaba la etapa, el maillot de la montaña y la general de la avaricia. Nairo (así llamado por revelación divina en la pila bautismal, según su padre don Luis) fue paciente. Esperó a que adversario se fundiera y lo rebasó cuando echaba humo entre las rendijas del casco.En su pueblo de Cómbita (palabra chibcha que significa “fuerza de la cumbre”) estalló la emoción de vecinos, padres y hermanos (tiene cuatro, aunque parecen ocho): Nelly Esperanza, Willington Alfredo, Lady Jazmín y Dayer Uverney.
El último elogio corresponde a Purito (34). El ciclista más explosivo, impulsivo y espontáneo (adorable, por tanto) del pelotón mundial se ha convertido en este Tour en el corredor más calculador e inteligente de cuantos han participado. Su modo de dosificarse durante las dos primeras semanas le ha permitido subirse al podio y acabar con tanta fuerza como el joven Quintana.
Purito inició las hostilidades en la subida a Annecy-Semnoz, destrozó a Contador y olvidó la etapa en beneficio del altillo en París. Junto a su exhibición sobre la bici nos dejó un mensaje sobre la vida: madurar no es hacerse viejo. No siempre.