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TOUR DE FRANCIA | 11ª ETAPA

Chris Froome le saca 2:00 a Valverde y 2:03 a Contador

El alemán Tony Martin gana la contrarreloj y el líder, que da un golpe de efecto a la carrera, ya aventaja en 3:25 al murciano y en 3:54 al madrileño.

Christopher Froome se impuso en la crono que acabó en el impresionante Mont Saint Michel.
Christopher Froome se impuso en la crono que acabó en el impresionante Mont Saint Michel. REUTERS

Observen la foto, centren su atención en el Monte Saint-Michel y olviden la carrera. Prescindan del resplandor amarillo, un reflejo del sol que podría cegarles. La historia dice que la abadía que contemplan fue el único punto del oeste de Francia que no lograron conquistar los ingleses durante la Guerra de los Cien Años (apasionada riña que duró 116). Convendrán que los defensores de la isla lo tuvieron peor que Valverde y Contador.

Ahora, aprovechando el trance, imaginen el mar: la marea sube y baja hasta quince metros de altura. Lo que parece despejado y accesible, arena para retozar y dibujar corazones, se convierte en poco tiempo en una trampa que protege a Saint-Michel de agresores, advenedizos o simplemente despistados. Así es el Tour: sólo se conquista con permiso de la naturaleza y todavía queda mucha por atravesar.

El objeto de este ejercicio de hipnosis casera no es negar la realidad, sino conservar la esperanza. Froome es el más fuerte; pero ya se sabía desde el principio. También que Froome ganaría tiempo en la crono y que su ventaja rondaría los dos minutos; lo dictaba el cercano antecedente de la Dauphiné. Si alguien esperaba un pinchazo del líder o que fuera engullido por una subida repentina de la marea habrá que decirle que no sucedió. Froome cumplió el pronóstico en la misma medida que lo hicieron los nuestros.

Afligirse por eso son ganas de afligirse. El Tour está como estaba: sencillo para el líder y crudo para el resto. Hay brotes verdes, sin embargo. Contador se encuentra mejor, según confesión propia, y Froome perdió algo de fuelle en los últimos kilómetros de la contrarreloj, lo que permitió el triunfo de Tony Martin (a una media de vespino: 54’27 km/h). Por doce segundos, el alemán veía recompensada su resistencia al abandono después de la caída que sufrió en la primera etapa: politraumatismo variado con espuma de clavícula.

Nadie acabó en el minuto de los dos mejores, aunque conviene destacar el rendimiento de De Gendt (1:01), Porte (1:21) y Kwiatkowski (1:31). A partir de ellos se registran los tiempos de carne y hueso: Mollema (2:05), Valverde (2:12), Contador (2:15), Quintana (3:28), Purito (3:29), Antón (4:20) y Andy Schleck (4:44). Quien quiera verlos a todos ellos como perdedores está en su derecho, pero también son, desde este mismo momento, enemigos desesperados del keniano de piernas largas.

Está dicho y escrito: es la tercera semana y no la segunda la que decidirá el podio del Tour. Las etapas que nos llevarán hasta el Ventoux (próximo domingo) sólo sirven para desgastar las piernas del pelotón y anotar los bufidos de los velocistas. La idea de los aspirantes debe ser estirar hasta el extremo el pico de forma victorioso que Froome sostiene desde febrero: Tour de Omán, Tirreno, Criterium Internacional, Romandía, Dauphiné... Lo siguiente es aliarse con las oscuras fuerzas de la estadística. Ya conocen el refrán: “No hay nada que tanto amenace ruina como la felicidad”.

El Monte Saint-Michel es el segundo lugar más visitado de Francia después de la Torre Eiffel. Primero París y luego lo demás. Como en el Tour.



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