La intrahistoria
Armstrong: triatleta aficionado para olvidar la demanda
El texano, suspendido de por vida para participar en cualquier competición que requiera licencia, no resistió la tentación de volver al lío en una para aficionados.
El equipo se llamaba Two crazies and a nut (Dos locas y un chiflado). Bajo ese nombre, el pasado 10 de febrero, se escondían dos modestas triatletas, Bree Wee y Dana Hendry, y... Lance Armstrong. El texano, suspendido de por vida para participar en cualquier competición que requiera licencia, no resistió la tentación de volver al lío en una para aficionados, tutelada por el Team Mango, un club que reúne a triatletas que se entrenan en Hawai y que organizó el Mini Monster Triatlon, un medio ironman (1,9 km de natación, 90 de ciclismo y 21 corriendo). Alejado de los focos, sólo a través del blog de Wee se sabe ahora de su participación.
Armstrong realizó sólo la posta de natación, ya que la prueba era por relevos mixtos. Marcó el mejor tiempo (26:02), aventajando al segundo en más de tres minutos y sus dos compañeras remataron el trabajo para quedar campeones.
El texano, desposeído de sus siete Tours, fue triatleta antes que ciclista. Y ahora pretendía volver a los orígenes. Ya había corrido el Mundial X-Terra (mountain bike) y quería triunfar en el ironman. Su objetivo era precisamente el de Hawai (Kona) en octubre del 2012. El pasado miércoles, Armstrong se negó a testificar bajo juramento ante la USADA y a colaborar, por lo que su sanción no será reducida a ocho años. Luego conoció la noticia de que el Departamento de Justicia se unía a la demanda por fraude de Floyd Landis por la que pueden reclamarle casi 70 millones de euros. El servicio de correos de EE UU (US Postal, patrocinador de su equipo) prohibía a sus corredores por contrato utilizar dopaje. La línea que tanto le gustó saltar a Armstrong.