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Ciclismo | Vuelta a España | 19ª etapa

Ni un día de paz

Gilbert ganó y Valverde arañó segundos antes de la temible Bola

<b>PIEDRAS ETERNAS. </b>El pelotón, con Contador en cabeza, cruza cerca del Acueducto de Segovia, construido por los romanos a finales del Siglo I o principios del Siglo II.
dani sánchez

Habrá quien se extrañe si digo que Valverde es, a dos días del final, el ciclista más fuerte de la Vuelta. Sorprenderá a quienes estén todavía impactados por el recital de Contador y es posible que genere cierto asombro, también, entre el propio Valverde y su equipo, el Movistar, el más sólido y escéptico de la carrera.

Lo que sucedió ayer no se puede interpretar como una casualidad; fue un síntoma. En una jornada plena de escaramuzas, pero sin gran batalla aparente, Valverde le quitó 17 segundos a Contador: ocho de la meta, seis del sprint intermedio y tres del corte final. Es posible que mirara más a Purito que al líder, y estoy convencido de que le preocupaba más la victoria de etapa que ninguna otra cosa. El hecho es que, en vísperas de la Bola del Mundo, Valverde es segundo a 1:35 del maillot rojo y cuenta con 46 segundos de ventaja sobre Purito.

Al igual que pasó en la primera semana, Valverde se ve empujado por su talento. Entonces, pese a verse líder, dudó de sus fuerzas por lo cargado del calendario. La tentación ahora será darse por satisfecho con su magnífico rendimiento y con un segundo puesto inesperado hace tres días. Sin embargo, la oportunidad llama a su puerta de campeón y será difícil que la rechace. Todos flaquean, menos él, y la falta de presión le hace correr más ligero y con mejor perspectiva. Si hoy lo intenta, si al menos lo prueba con determinación, la Vuelta habrá disfrutado de su pirueta final, enésimo salto mortal sin red.

Pero no adelantemos acontecimientos, no hasta el próximo párrafo. Lo de ayer fue un terrible desgaste que sumar a los anteriores. El recorrido diseñado por Perico Delgado tenía todo el picante posible, pero a la jornada le falló la ubicación. Tras la exhibición de Fuente Dé y en vísperas de la sierra madrileña, no había ni aliento ni viento adecuado, siempre en contra.

La escapada de Toribio y Galdos (nada que ver con Don Paco) animó la etapa hasta que la leña se prendió sola. Para entretenernos el retraso, bastaron ellos y el chino Cheng, el primero que disputa una Vuelta. Se le vio en cabeza, rodó por el suelo, sonrió a cámara y llegó en última posición, méritos suficientes para ser declarado como el corredor más combativo de la jornada.

Valor.

Después, cuando la pólvora marcaba el camino, Saxo Bank quiso controlar la carrera. Apenas lo logró. Movistar sacó los tanques y el Katusha de Purito se apuntó al bombardeo. Contador entendió en ese instante que no habrá un día de paz hasta la Cibeles. La grandeza de su hazaña, si llega a buen puerto, será haber ganado sin ser el más fuerte.

Gilbert entró en meta por delante de Valverde y Purito, pero no caben lamentos si tu novia se marcha con Brad Pitt; suerte, cariño. Hoy será distinto. Hoy está en juego el mundo, la Vuelta más hermosa que se recuerda y se recordará.