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Alberto Contador

"Este día quedará en la memoria de la gente"

Alberto Contador (Pinto, 1982) lanzó un ataque "kamikaze" a falta de 51 km en Collado La Hoz y arrebató el maillot rojo a Purito dejando la Vuelta casi sentenciada.

"Este día quedará en la memoria de la gente"

Por qué atacó desde tan lejos?

Porque debía arriesgar, hacer segundo en una grande está bien, pero quería ganar. Ha surgido por instinto. Si no me hubiera salido la jugada me podrían haber dicho que adónde iba, como en Barcelona. Este será un día para la memoria de la gente. En el último puerto iba muy justo, aunque logré aguantar y vencer. Pensaba en forzar en los últimos tres kilómetros de Fuente Dé, ese era el plan inicial, pero surgió esta oportunidad y me siento muy feliz de que todo terminara así de bien. He dado un paso decisivo, a pesar de que no me he impuesto en la Vuelta todavía. Aún quedan hoy, mañana y la Bola del Mundo.

¿Cómo fue la arrancada en La Hoz?

Un poco locura y kamikaze. Tenía un diablo que me animaba a saltar, y en el otro lado un ángel que me comentaba que guardara. Me podrían haber pasado por encima si fallaba. Disponía de tres chicos por delante, vi las fuerzas de los demás justas y les chivé por la radio que full gas, con cuidado, sin desvelar nada más, ya que muchas veces las emisoras están pinchadas entre los equipos. Luego sólo faltaba remar en una contrarreloj de más de 40 kilómetros. Tiralongo también me ayudó de forma increíble. Es mi amigo y se lo agradezco, como a los compañeros y al staffdel Saxo Bank-Tinkoff, que se dejan la piel por mí en cada jornada y si me encuentro aquí es por ellos.

¿Se trata de uno de los días más importantes de su trayectoria deportiva?

Sin duda, pocos apostaban por mí, no me sentía en mi mejor momento. Estas son lágrimas de emoción. Le dedico la victoria a mi familia, a mi mujer, a todos los que han permanecido a mi lado en los momentos malos, también a los aficionados que me han apoyado y que están disfrutando en esta Vuelta.

¿Es su mejor triunfo? ¿O el más emocionante?

No sabría decir. Es una victoria que estará seguro entre las tres mejores. La primera, el Tour Down Under de 2005, cuando volví a competir tras el accidente. Luego, la París-Niza de 2007 también supuso un día muy significativo.

¿No tuvo vértigo por la magnitud de su apuesta?

En cierto modo, me dio mucho miedo. Casi no había comido, se rodó fortísimo y muy rápido desde la salida, en un constante sube y baja, a una media de alrededor 50 km/h. En los últimos 15 kilómetros pensé que me vendría abajo, que me cogerían y reventaría hasta perder la segunda posición, pero me salió bien porque deseaba probar.

¿Imagina lo que puede pasar ahora por la cabeza de Purito?

No lo sé, se vino abajo, aunque a Joaquín hay que aplaudirle por el gran rendimiento que ha ofrecido a lo largo de toda la Vuelta. Ha conseguido tres triunfos, así que se trata de una ronda inmejorable para él. En los puertos no he sido capaz de soltarle. Como no me funcionaba esa estrategia, debía apostar de lejos. Cuando llegaba al hotel calculaba la táctica que tenía que llevar a cabo para el día siguiente.

Y, ahora, ¿qué espera de la Vuelta?

Ahora me toca disfrutar con mis compañeros y con mi gente. Mañana será otro día. Lo que está claro es que el terreno donde pretendía recortar tiempo lo pueden emplear otros para sacármelo a mí. No vamos a confiarnos en ninguna etapa. Todavía faltan bastantes peligros por superar hasta concluir la carrera en Madrid.