Ciclismo | Vuelta a España | 13ª etapa
De Cummings a la guerra
Stephen Cummings fue el más fuerte de la escapada y se adjudicó en Ferrol la decimotercera etapa de la Vuelta. Hoy arranca el tríptico de montaña que debe decidir la carrera, con la llegada a Ancares, donde Contador, Froome y Valverde tratarán de recortar distancias con Purito.
Acostumbrados a lo excepcional, lo normal resulta extraordinario. Así pareció la victoria del inglés Stephen Philip Cummings (31 años, 1,90), ganador en solitario de la primera etapa llana (o casi) que no se apunta el alemán Degenkolb. Flecha, representante español en la fuga del día, terminó en tercera posición después de atacar sin suerte y perseguir sin fuerzas.
La jornada tuvo emoción, no se dejen llevar por las apariencias. Para empezar, la escapada fue aristocrática, sin asomo de jornaleros. De Gendt,tercero en el Giro y ganador en el Stelvio, era el ciclista de más rango (con sólo 25 añitos). Junto a él, un exlíder del Tour (Gerdemann), un velocista pujante (Viviani) y el último vencedor en Valdezcaray (Clarke). Por no hablar del irreductible Flecha: clasicómano, hombre libre y amante del pavés. Cualquiera parecía más capacitado para la victoria que Cummings y Meyer, dos ciclistas procedentes de la pista sin apenas palmarés en el mundo profesional. Membrillos hasta ayer. Para confirmar nuestras nulas capacidades adivinatorias, el inglés fue primero y el australiano segundo.
Los rebeldes jamás lo tuvieron sencillo. El equipo de Degenkolb hizo lo posible por servirle otro sprint al jefe, pero no eran podencos los que circulaban por delante, sino galgos. Aunque la diferencia ya había bajado del minuto a 20 kilómetros de meta, el cambio de carretera, de pronto áspera y estrecha, hizo imposible la caza. A tenor de lo visto en Galicia, el paraíso está lleno de recovecos.
Flecha fue el primero en disparar. Y hubiera dado en la diana de no existir Cummings, o de estar de vacaciones en Mallorca. Si el catalán tenía marcada la etapa de ayer, el británico le tenía marcado a él. El hecho es que le atrapó como si en lugar de un rival fuera el sheriff del condado. Sin concesiones. Después de cumplir con la ley, fue Cummings quien picó espuelas. Demasiado caballo para perseguirlo en bicicleta.
Batalla.
En cuanto Cummings acabó de celebrar el mayor triunfo de su carrera sobre asfalto (conmovedora felicidad y entrañable calva bronceada a tiras), la carrera levantó la vista hacia el horizonte. Allí espera, esta misma tarde, la primera etapa de gran montaña, con final en Ancares. Aunque será el primer capítulo de un tríptico montañoso de gran relieve (después vendrán los Lagos y el Cuitu), tiene muchas posibilidades de ser la jornada decisiva. Mermadas las fuerzas, muchos entenderán el resultado de la etapa como un designio del destino. Difícil luchar contra los dioses.
Sobre el papel, será el turno de Contador y Froome, los dos ciclistas con más recorrido y profundidad, también con equipos más contrastados. Todo lo que sea sobrevivir será para Purito y Valverde un éxito formidable, una invitación a soñar que compartirán con nosotros.