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Ciclismo | Vuelta a España | 1ª etapa

Movistar reina en casa

Gran crono del equipo de Unzue. Castroviejo, primer maillot rojo

<b>COMO TOROS. </b>Los ciclistas del Movistar entran con el mejor tiempo en la Plaza de Toros de Pamplona ante el rugido de unos 10.000 aficionados.
afp

Ni en el mejor de sus sueños castos el director de la Vuelta, señor Guillén, hubiera imaginado un arranque tan espectacular. Venció el equipo de casa (Movistar es heredero del Reynolds, hijo de Unzue y nieto de Echavarri), Pamplona salió a la calle (pese al riesgo de fritura) y la emoción duró hasta la llegada del último equipo, el rayo azul. Se cayeron otros, brillaron las figuras y el primer líder es un diamante de 25 años, Jonathan Castroviejo, joven contrarrelojista al que Miguel Indurainvistió de rojo en plena plaza de toros y ante diez mil incondiciales. Por cierto, el chico parecía tan aturdido que recibió el jersey con el pinganillo puesto, por si demarraba una azafata.

No se hubiera podido escribir un argumento mejor, aunque Rabobank, líder hasta el último momento, es fácil que discrepe. Su rendimiento fue la sorpresa del inicio hasta la gloriosa irrupción del Movistar. Magníficas noticias ambas. Si Gesink viene a disputar la carrera y Mollema mantiene el nivel del último año ampliaremos el abanico de favoritos y recordaremos (lo juro) los tiempos de Theunisse y Rooks (el último holandés en ganar la Vuelta fue Zoetemelk, en 1979).

Lo del Movistar también es gratificante, en todos los sentidos. No hay aficionado español (Manolo Saiz aparte) que no sienta a ese equipo como suyo, de ahí que tanto nos duelan sus tropiezos. La victoria de ayer será un estímulo para una formación que lleva un tiempo con la confianza maltrecha. Y el mismo efecto tendrá sobre Cobo, que cedió cuatro segundos al final. Los Bisontes son gente particular.

Prueba del carácter conciliador del triunfo del Movistar es que sus corredores lucirán hoy el dorsal Vodafone que distingue a los más combativos de la carrera. Tan hermosa coyunta habría de festejarse con una bajada general de las tarifas telefónicas. Para que luego pongan en duda el impacto publicitario del ciclismo.

El Saxo de Contador cedió doce segundos en meta, dos más que el Sky de Froome y uno menos que el Katusha de Purito. Lo más interesante fue comprobar cómo algunos líderes tiraban de galones para conducir a sus equipos hasta la meta. Así cruzó Van den Broeck, con el Lotto a sus espaldas. Y en parecido esfuerzo se dejaron ver Antón, Contador, Purito o Gilbert. Si la Vuelta cuenta con el compromiso de todas sus estrellas, la cabeza de todo el país terminará por girarse hacia la carrera.

Exitazo.

Pamplona fue el otro vencedor en el estreno. La ciudad convirtió la jornada en una fiesta y los ciclistas correspondieron. Caja Rural compitió con una vestimenta sanferminera y no hubo ciclista que no se sintiera mozo o morlaco (el manillar es de natural astifino) al enfilar la Estafeta, rociada con el mismo spray adherente que se utiliza en los encierros.

Los cánticos dedicados a Indurain hicieron el resto. Cuando coincide el interés con el espectáculo el ciclismo se convierte en un deporte contagioso. Lo comprobaremos en las próximas tres semanas.