"Si hay una cuesta, la preferimos a un sprint"

Ciclismo | Vuelta a España 2012

"Si hay una cuesta, la preferimos a un sprint"

"Si hay una cuesta, la preferimos a un sprint"

Guillén y la cúpula de Unipublic hablan con AS sobre la Vuelta 2012

Como cada año antes de que comience la carrera, AS reunió a la cúpula de Unipublic, esta vez en el restaurante madrileño Casa Juan, para pulsar su opinión sobre la inminente puesta en marcha de la Vuelta en Pamplona. Javier Guillén, el director general de la ronda española, estuvo acompañado por Pablo López Barajas, director comercial; Paco Giner y Abraham Olano, directores técnicos y responsables del recorrido; y los exciclistas Fernando Escartín, Santi Blanco, Roberto Laiseka e Íñigo Cuesta, miembros del staff y conductores. "Y me faltan aquí Serafín Martínez, Rafa Díaz Justo y Dori Ruano", presume Guillén. A partir del sábado tendrá a todo su equipo en la carretera.

La conversación empieza fuerte: ¿no se corre el riesgo de agotar el formato con tantos finales en alto? ¿No resultan demasiados diez en 21 etapas? La respuesta de Guillén, rotunda: "No". Olano interviene: "Lo que el público demanda es espectáculo, ataques en las subidas. Con el trazado que hemos diseñado, lo favorecemos. Las cronos, pese a que son necesarias, aburren a los aficionados". Guillén asiente y retoma el hilo: "Disponemos de muchas jornadas potentes, en casi todas se han incluido dificultades antes de la meta. No las considero unipuerto, aunque a la Vuelta no le duele en prendas asumir que en algunos casos las buscamos. Deseamos innovar y preferimos una cuesta a un sprint llano si la orografía del lugar nos lo permite".

Kilometraje.

Queda claro el gusto de la organización por las rampas, y su inclinación a reducir los kilómetros de contrarreloj. Siguiente punto a debatir: ¿por qué se ha acortado también el kilometraje de las etapas? De nuevo, una respuesta contundente del jefe de la ronda: "Son más bonitas y dan más juego. La Vuelta está más cercana a bajar a 3.000 km que a mantenerse en 3.500 km en nuestras tres semanas". Íñigo Cuesta ofrece una visión más técnica: "En 150 km no se produce tanto control, un equipo no puede bloquear la carrera". Escartín apuntilla: "Sin embargo, un par de días de más de 200 km hay que meter siempre, e intentar que coincidan con la montaña, este es un deporte de fondo".

La reflexión de Cuesta abre otros dos frentes: la hipótesis de alinear a menos corredores y la necesidad del pinganillo. Y en estos temas, no se alcanza ningún acuerdo. Por partes. Respecto al supuesto de rebajar el número de ciclistas en la salida (actualmente nueve por formación), Guillén, Giner y Laiseka descartarían a uno. Cuesta los dejaría en siete. Mientras, Olano, Blanco y Escartín mantendrían a los nueve. ¿Por qué? Los partidarios del tijeretazo aducen otra vez "menos control y más espectáculo": "Para que no se repita la hegemonía del Sky en el Tour". No obstante, Laiseka aprovecharía la circunstancia para aceptar a más conjuntos: "Así sería más divertido, que el pelotón continúe en unos 200 corredores, pero con las opciones más abiertas para todos".

Pinganillo.

Los tres que se niegan al recorte basan su opinión en la tradición y en la selección natural de la carretera: "Así se ha funcionado muy bien desde hace muchísimos años. Cualquier caída deja fuera de combate a uno o dos hombres de un plumazo. Como aún no está permitido realizar cambios, nueve es la cifra ideal para arropar a un líder, preparar sprints y realizar estrategias".

Y así entramos en la madre de todas las disputas: el pinganillo. Como exciclistas, Olano, Cuesta, Blanco, Escartín, Laiseka y Giner (también exdirector) aseguran que da más seguridad. Guillén y López Barajas replican que si lo que se busca es seguridad, para eso está Radio Vuelta: "Los pinganillos han quitado frescura y espontaneidad, los corredores no tienen iniciativa, sólo se atienen a las instrucciones que reciben desde los coches".

El argumento convence a Laiseka y Escartín, que se apuntan a Radio Vuelta y recuerdan unas palabras de Óscar Freire en AS después de sufrir su caída en el Tour: "La culpa es de los transistores, de los directores y de los ciclistas". Olano apunta a una jornada que cribe la general en los primeros días para evitar tanta tensión la semana inicial: "Nosotros tenemos este año la llegada de Arrate en la tercera etapa". Las bonificaciones (12, 8 y 4) no son tan problemáticas: "Favorecen la disputa de los triunfos". Otro asunto espinoso, el de los repescados. "La organización no puede dejar a 50 tipos en su hotel", dicen Olano y Guillén. Blanco, Cuesta y Laiseka les llevan la contraria: "No se debe tolerar a la gente que se remolca y que no se lo toma en serio. Habría que penalizarles con tiempo al día siguiente, o no permitirles lograr victorias hasta que terminen".

Como tampoco hay quórum, en lo que todos coinciden es en el gran cartel que presenta la Vuelta de 2012: "Contador vendrá con mucha hambre, aunque a ver cómo le han sentado los seis meses de inactividad. Lo ideal sería un enfrentamiento con un extranjero. Froome cuenta con un gran equipo en el Sky, como el Rabobank de Gesink y Mollema. También estarán De Gendt, Van den Broeck y Roche. Y más españoles, Purito, Antón, Cobo y Valverde, que aspiran al podio también. Dispondrán de terreno de sobra. El Cuitu Negru será el día más duro, Jaca y Ézaro, dos descubrimientos, pero la Bola del Mundo es la Bola del Mundo".

El futuro.

¿Y qué planes se cuecen de cara al futuro? "En 2015 tenemos la vocación de volver a Holanda, nos han transmitido que tienen muchas ganas de que regresemos. Aparte, queremos llegar a las Canarias, aunque debemos hacerlo bien, no de cualquier manera. Cuesta mucho dinero y el traslado de toda la caravana resultará muy complicado. Supondría concluir allí la ronda, eso siempre que Madrid nos dé luz verde". De momento, la atractiva 67ª edición comienza este sábado en Pamplona.