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tour de francia | 18ª ETAPA

Miel en los labios

Mark Cavendish, lanzado entre otros por el líder Wiggins, superó como una moto a Luis León (4º) y Roche, que iban fugados, y logró al sprint su segundo triunfo y cuarto del Sky en esta edición, y su 22º en el Tour. Hoy se disputa la crono, donde se espera otra exhibición británica.

<b>UN FÓRMULA UNO. </b>Mark Cavendish rebasó a los fugados en el sprint, entre ellos a Luis León (al fondo).
dani sánchez

Velocistas, esa especie. Para quienes no conocimos calvo a Miguel Poblet, el sprinter es un personaje sospechoso y aguafiestas, un tipo de piernas gruesas que remata los balones sobre la raya de gol. Según ese prejuicio, Mark Cavendish es la quintaesencia del ganador que tanto irrita. Talento de cuna, pero ciclista a tiempo parcial: interesado cuando toca y zángano en la montaña. Millonario, insultante acaparador de triunfos, favorito de la organizacion y hasta campeón del mundo.

Sí, ayer ganó Cavendish y no estallamos de alegría. Habrá quien valore su resistencia a la adversidad, su adaptación a las circunstancias. Bastante trabajo tiene el equipo Sky proclamando a un británico ganador del Tour de Francia, como para preparar las llegadas del pequeño genio. Por una vez, Cavendish se habrá sentido como Óscar Freire, al que excluimos de la raza de los velocistas glotones por encontrarse siempre solo o casi, polizonte en la chepa de algún lanzador enemigo.

Vista gorda.

El problema, y lo que enciende nuestra inquina, es que Cavendish lleva demasiado tiempo corriendo las etapas de montaña como si estuvieran neutralizadas. Se apoya en los coches, se protege en ellos y la organización hace la vista gorda porque, pobre muchacho, ese no es su terreno. Volvió a ocurrir en los Pirineos. Bien, pues el pobre muchacho suma 22 victorias de etapa en el Tour. Algunas después de ser repescado o indultado. Entenderán mi resquemor (amable eufemismo) y el que pueda sentir Luis León Sánchez, cuatro triunfos que ayer pudieron ser cinco, todos ellos sudados con sangre.

Lanzador.

En fin. Luisle atacó donde solamente está permitido a los valientes y fue atrapado, de nuevo, en el último instante, Bradley Wiggins como lanzador del niño con piruleta. Nada que objetar, todo legal. Hasta diría que es hermoso que el líder quiera corresponder al equipo que tanto ha hecho por él favoreciendo al compañero que nada hizo ni hará (salvo portar los bidones). Es un gesto de pasmosa generosidad. Y la foto con el arcoiris queda bonita.

Vale. Pero que le escriban otros el poema. Cuando Cavendish suba las montañas sin salvoconducto merecerá todo nuestro aprecio y nuestro aplauso; el hartazgo es otra historia. Hasta entonces nos detendremos en el segundo, en el tercero o en el nuestro, Luis León Sánchez, Murcia Power. Sólo hay algo mejor que ser correspondido por la amada, y es que te rechace. Entonces vives, aunque te creas muerto. Es largo de explicar y un sprint se nos queda demasiado corto.