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Igor Antón

"Parecerá una bilbainada, pero ya me puedo retirar"

Igor Antón nació hace 28 años en Galdakao, a los pies de El Vivero, el puerto en el que cimentó su excelente victoria. Después de no rendir como esperaba, "este triunfo ha borrado todos los sinsabores vividos en la Vuelta".

"Parecerá una bilbainada, pero ya me puedo retirar"
dani sánchez

¿A qué sabe ganar en casa, después de una Vuelta tan complicada para usted?

Parecerá una bilbainada, pero me puedo retirar ahora mismo. He vencido en Bilbao, la capital del mundo. Esta victoria ha borrado los sinsabores de la carrera. Sólo el hecho de marchar escapado, delante de mis amigos, mi familia y esta afición, habría valido la pena, aunque no hubiera ganado. Se me puso la piel de gallina en Las Muñecas, cuando entramos en Euskadi. Todo esto es una pasada, no imaginaba conseguir el triunfo.

(Antón, un chico muy expresivo, atiende a todos los medios de comunicación que le reclaman con una sonrisa en el rostro. El brillo en los ojos delata la felicidad después no haber podido cumplir un mejor papel en la general, a la que aspiraba antes de comenzar. Cientos de bilbaínos le esperan a la salida de la rueda de prensa y del control antidopaje para saludarle y darle la enhorabuena. Igor se siente "en una nube").

La Vuelta regresa al País Vasco 33 años después, y logra la victoria. El guión perfecto.

Sabía que para el equipo era un día importante, y se lo debía tras una Vuelta en la que no he encontrado mi nivel. Salí muy motivado desde el principio, y ganar fue cumplir un sueño. Se trata de la primera vez que lo hago con una fuga. Este triunfo lo recordaré siempre, al igual que el del Zoncolan. Son los dos mejores de mi trayectoria, pero este es especial, ya que tiene sentimiento.

¿Por qué no ha rendido como esperaba?

Simplemente, a veces las cosas no salen como esperas. Aunque te prepares igual, puede ocurrir que no pilles el mismo punto que otros años. Las sensaciones no eran las mejores, y se confirmaron en la primera semana. Me dolió no estar a la altura por mis compañeros. Sin embargo, de lo negativo también se aprende, y he superado un momento en el que me vi en un agujero, tanto física como psicológicamente.

¿Cómo fue subir El Vivero, el puerto donde dio sus primeras pedaladas?

Fantástico. El público se comportó genial. Leer mi nombre en el suelo, que me animaran mis amigos, mi familia ufff, resultó muy emocionante. Podría recordar cada metro de esta jornada con los ojos cerrados y notar escalofríos. He hecho historia, es algo grandioso.