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Ciclismo | Vuelta a España. 17ª etapa

Bisonte vs keniano

Magnífico duelo en Peña Cabarga Froome está ahora a 13s

<b>LA BELLEZA DEL CICLISMO. </b>Este es el aspecto que ofrecía la subida a Peña Cabarga. En lo alto de una roca, con pañuelo rojo, Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria.

Esta Vuelta es distinta en todo. Esperábamos a Curro Jiménez y nos ha sorprendido Algarrobo. Aguardábamos a una estrella como Wiggins y nos vemos cautivados por su gregario, un keniano lechoso, para incidir en lo diferente. Currículos al margen, el espectáculo que ambos ofrecieron en Peña Cabarga resultó extraordinario. Primero nos acompañó el prejuicio hacia el puerto, de apenas seis kilómetros. Después nos irritó la tardanza en los ataques entre los favoritos. No volvimos a chasquear la lengua. De hecho, no volvimos a cerrar la boca.

En el último kilómetro, y con Wiggins descolgado, Froome aprovechó las rampas del 19% para soltar un arreón violento y sostenido. Cobo aguantó a su rueda, aunque sólo en primera instancia. Al poco, cedió. El británico de Kenia ponía la carrera patas arriba. Su ritmo era colérico y la distancia con el maillot rojo aumentaba peligrosamente, hasta parecer seguro el cambio de líder. Maracanazo en Cantabria.

De pronto, la bóvida figura de Cobo surgió por detrás de Froome. El Bisonte colorado se había recuperado y avanzaba bufando contra el cazador blanco. El verdugo se convertía en víctima, presa del pánico y del cansancio. Quien antes volaba, ahora pedaleaba en vacío, como si quisiera escapar de una pesadilla con una bicicleta sin cadena.

Cobo dio caza a Froome y enfiló hacia meta. Entonces fue el Bisonte quien se gripó. A pesar de vivir a 50 km de Peña Cabarga, jamás había subido el puerto y no conocía sus durísimos últimos metros; debe ser cierto que es un ciclista peculiar. El británico, renacido inesperadamente, le superó en el instante final y levantó penosamente los brazos.

El resultado de esa intriga concentrada en 800 es que Froome se encuentra ahora a 13 segundos del liderato, una vez contabilizadas las bonificaciones y el segundo que los jueces le picaron a Cobo.

Es inevitable especular con lo que hubiera sucedido si el británico no se hubiera sacrificado en favor de Wiggins, especialmente en Manzaneda, cuando era líder y trabajó como un galeote para entregar el maillot a su jefe. Ese día perdió 35 segundos.

También resulta de obligado cumplimiento destacar la actitud ejemplar del numerosísimo público que se dio cita en la subida a Peña Cabarga. El propio Froome agradeció su comportamiento deportivo, a pesar de su enconada pelea contra el héroe local. Entre esos aficionados había ilustres personajes como Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria. El político se encaramó a una roca (admiren la fotografía de Dani Sánchez), desde donde disfrutó de la etapa y, llegado el momento, de un puro.

Aliciente.

Pero no se recojan que la Vuelta no ha terminado. Las próximas tres etapas son propicias para las emboscadas y más que ninguna la que finaliza en Bilbao, mañana mismo. En cada una de ellas hay sugerentes sprints bonificados (6, 4 y 2 segundos), algunos tras el descenso de puertos envenenados. Por no hablar de los premios que se siguen repartiendo en meta (20, 12 y 8).

Hoy, camino de Noja, el pelotón afrontará lo que llamaríamos una etapa rompepiernas, caso de que queden piernas enteras, que no parece.