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Vuelta | Etapa 16ª

El argentino Haedo gana en un sprint confuso en Haro

Haedo consiguió su primera victoria en la Vuelta en lo que iba a ser un esprint masivo, pero en el que quedó en solitario por el error d del equipo Leopard, que trabajaba para Bennatti.

El argentino Haedo gana en un sprint confuso en Haro

Juan José Haedo (Saxo Bank), se convirtió en el primer argentino en ganar en la Vuelta al imponerse en un esprint reducido y confuso en la decimosexta etapa disputada entre La Olmeda y Haro, de 203 kilómetros, en la que Juan José Cobo (Geox) conservó el maillot rojo.

Suerte y habilidad llevaron a Haedo a un triunfo "con sabor especial", pues los lanzadores de los esprinters tomaron un camino equivocado en la rotonda anterior a meta. El ciclista de Chascomús siguió la rueda buena, por la izquierda, que era por donde indicaba el libro de ruta, y enseguida apareció en la recta final con todo a favor para celebrar la victoria con antelación, para disfrutarla.

Haedo, de 30 años, hijo y hermano de ciclistas profesionales, entró al frente de un pelotón partido, por delante de los italiano Alessandro Petacchi y Daniele Bennati y del español Vicente Reynés, que se vieron frenados por la confusión. Juanjo Cobo estuvo atento y entró décimo, en el primer grupo, y aún picó 2 segundos a Froome y 5 a Wiggins, sus rivales de la general.

Menos suerte tuvo Joaquim "Purito" Rodríguez, quien sufrió una caída a 13 kilómetros de meta que le dañó la muñeca izquierda. El catalán entró a 11 minutos del vencedor, se fue al hotel "con muchísimo dolor" y la incertidumbre respecto a una posible retirada, la víspera de la etapa de Peña Cabarga, la misma que conquistó hace un año.

Leer el libro de ruta y estar atento a la maniobra de la rotonda le puso la sonrisa en la cara al pibe del Saxo Bank, la bala del equipo de Alberto Contador. Sacó oro de una etapa de esas que se llaman de transición, pero con sorpresa postrera. El error de orientación destrozó el esperado esprint, pero no alteró la general.

El "Bisonte" Cobo entrará en su tierra cántabra vestido de rojo, dispuesto a afrontar el último examen en Peña Cabarga, delante de su afición. El comandante en jefe del Geox aumentó ligeramente las distancias respecto al dúo británico que le pisa los talones, 22 segundos a Froome y 51 a Wiggins.

La marcha desde la ciudad romana de La Olmeda hasta Haro fue una persecución de casi 200 kilómetros, ya que de salida se marcharon del grupo dos hombres del Andalucía, Jesús Rosendo, fijo en las aventuras y Antonio Cabello, el hijo del director del equipo, junto al francés Julien Fouchard, del Cofidis. Los tres aguantaron en un recorrido sin dificultades orográficas, pero al final cayeron de maduros ante el interés general por el esprint.

A 8 kilómetros de Haro, capital vinícola de la Rioja Alta, claudicó el último superviviente de la fuga, precisamente Rosendo. Aparecieron entonces los equipos de los velocistas. Hace mucho que se marcharon los Cavendish, Goss y Freire, y por la mañana no salió Boonen, pero quedaban Sagan, Bennati, y Petacchi, en la última oportunidad antes de Madrid.

El paso por el esprint intermedio de Anguciana, a 10 de meta, puso de los nervios al pelotón, sobre todo al Geox de Cobo, ya que Froome trató de arañar segundos de bonificación, pero el keniano-británico se quedó a las puertas en cuarto lugar.

Enseguida se fue preparando el esprint. El HTC puso el tren para el alemán Degenkolb, inédito en la Vuelta, y el Leopard soltó el órdago con Cancellara, quien dio sus últimas pedaladas antes de la retirada. Palabras mayores. Muchos le siguieron hasta la entrada de la rotonda maldita.

La parte derecha era el mal camino, la izquierda el bueno. Frenazos y dudas. Entre la confusión saltó Haedo en cabeza, de la mano de la suerte. Y acertó. En pocos metros ya había estrenado su palmarés en una prueba de las grandes.