"Valoras más el ciclismo al ver todas sus miserias"

Sergio Pardilla, nacido en Membrilla, Ciudad Real, hace 27 años (15º de la general, a 3:03 de Wiggins y sólo siete segundos peor que Purito), ha llegado a la élite del pelotón después de un largo camino: "Antes de fichar por el Movistar, descubrí las miserias de este deporte. Cuando formas parte de un equipo con esta historia y esta infraestructura, te percatas de todo lo que cuesta dedicarte al ciclismo en el Villa Magna o en el Burgos Monumental, mis primeras formaciones. Ahora valoro cualquier detalle mucho más. Estar a la órdenes de Unzué, o aprender de corredores como Lastras o Chente, es un sueño hecho realidad".

Gen ganador.

Pardilla empezó a rodar como un hobby, después de que le regalaran una bicicleta unas Navidades. Se apuntó con diez añitos a la Peña Ciclista Chaparro "para andar con los amigos y ver otras ciudades". Sin embargo, se le daba bien: "Ganaba algunas carreras y, en el momento de decidir a qué quería dedicarme, escogí convertirme en profesional. Pude estudiar o haberme puesto a trabajar".

Tras su paso por Villa Magna y Burgos, acabó en Italia, en el Carmiooro, después de que el proyecto del H2O fracasara: "No llegué a perder la ilusión. Sabía que cada vez iba a resultarme más difícil. No obstante, siempre piensas que, si lo haces bien, alguien se fijará en ti". Así fue, tras completar dos buenas temporadas en 2009 y 2010: "Cuando me llamó el Movistar, no lo dudé. Sólo deseo devolverles toda la confianza que han depositado en mí en forma de buenos resultados". Tiene hasta el 31 de diciembre de 2012.

Será protagonista en la montaña

Pardilla debutó en una grande disputando el pasado Giro: "Se me hizo larga la tercera semana, pero me sirvió como experiencia. Fue uno de los Giros más duros de la historia". Acabó el 64º. Ahora, toca su terreno en la Vuelta, la montaña, aunque el menudo escalador (1,70 de altura y 57 kg de peso) no se marca objetivos: "Sería la leche conquistar una etapa y seguir remontando posiciones, pero quiero ir día a día y ver hasta dónde llego". Su mánager, Eusebio Unzué, le ve muy arriba: "Hará seguro entre los diez primeros".