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vuelta a españa | 6ª ETAPA

Bocado del Tiburón

Conjura del Liquigas y triunfo de Peter Sagan en Córdoba

<b>MOVIDA. </b>Aunque la imagen lo sugiera, la etapa estuvo lejos de ser tranquila. Cortes de pelotón al inicio y ofensiva final del Liquigas que aúpa a Vincenzo Nibali.
dani sánchez

Quién lo hubiera imaginado. La primera jornada que parecía de tregua (ingenuos somos) se convirtió en una batalla, otra, con pelea entre los favoritos y bocado del Tiburón Nibali. Cuentan, quienes lo vieron de cerca, que Liquigas se lanzó de manera suicida en el descenso del último puerto. Tumba abierta, para entendernos. El método es sencillo: a igualdad de fuerzas, se mide el valor, la inconsciencia, el apego a los huesos propios y a la lycra del maillot. También se mide la ambición.

El caso es que la carrera nos dejó a cuatro ciclistas del Liquigas en cabeza (Nibali, Capecchi, Agnoli y Sagan) y un polizonte de nombre Lastras, el Pencas, vencedor en Totana. No es frecuente que un equipo con aspiraciones dé un golpe así, de forma tan abrumadora. Indica concentración absoluta, pero también, sin menospreciar la fortuna, un cierto despiste ajeno. El equipo de Purito debió estar más atento a las operaciones, por no decir que al mando de las mismas.

Vaya en su descargo que la carrera estaba descontrolada y que así había nacido hasta que la escapada del día concedió un respiro al pelotón, leve. Una vez cazados los rebeldes (un japonés entre ellos, Liquigas nos dejó sin novela), Tony Martin decidió reivindicar su nombre de buen ciclista. Y lo es. Fue el comienzo del zafarrancho.

Entre esa humareda se movió el Liquigas, lo más florido del equipo, para ser precisos. Nibali, tipo listo, ha entendido que la Vuelta es otro camino hacia la gloria. Capecchi es un chico que apunta alto (él ya lo es bastante), Sagan es un diamante y Agnoli, por lo que se ve, toma nota de alumnos tan aplicados. Si su plan no fue perfecto es porque Lastras tiene a las musas al aparato. Su presencia desbarató el objetivo de la formación italiana: que venciera Nibali y sumara los 20 segundos de bonificación.

Intruso.

Así las cosas, Sagan entendió que Lastras se les podía colar en la fiesta y decidió ganar él. Y no le faltaba razón: el Pencas fue segundo (volverá). El otro problema vino después: Agnoli quiso ser tan diligente en la conducción de su líder que le robó los ocho segundos de premio que otorgaba la tercera plaza. Al final, 17 segundos de ventaja sobre Purito, Fug­lsang, Chavanel y Nieve, entre otros, y 23 sobre el resto de favoritos, incluido Antón, que cerró el grupo junto a su compañero Verdugo. Tal vez sea una señal de mejoría, pero no echaremos las campanas al vuelo.

El resumen general es que Nibali le arrebata la tercera plaza a Purito y confirma, por si hubiera dudas, su condición de máximo favorito. Quien pretenda la Vuelta deberá ganarle a él y, de camino, anular a su equipo de jóvenes talentos. No será cosa sencilla.

De momento, Chavanel conserva el liderato, lo que no tiene poco mérito, vista la cantidad de comanches. Lo lógico sería que hoy también se volviera a vestir de rojo, tras una plácida jornada resuelta al sprint, aquella modalidad tan similar a las carreras de cuádrigas, ustedes recordarán. Pero lo lógico es muy poco probable en esta Vuelta. Resulta más fácil imaginar otra etapa diabólica con Purito al contragolpe (ayer acabó enfadado) y con el japonés atacando en picado desde su Zero. Veremos.