"Antón y Purito están un punto por encima del resto"

Afronta la Vuelta como vigente campeón. ¿Se siente presionado?

La clave para ganar es correr con cabeza, calma y tranquilidad, no me quiero cargar de responsabilidad y verme obligado a vencer. El equipo me aporta el cien por cien de su confianza y espero devolvérsela con el mismo resultado final que en 2010: el triunfo en Madrid.

¿Guarda buenos recuerdos?

Gratísimos, ya que por primera vez en mi trayectoria fui capaz de subir a lo más alto del podio en una gran ronda por etapas. Me encontré con una satisfacción enorme una vez terminadas las tres semanas. Repetir será difícil, pero tengo mucha determinación. Llevo a la Vuelta un equipo preparado para ayudarme a luchar por mi objetivo.

¿Fue un vencedor sorpresa el año pasado?

No, llegué muy bien preparado y durante la carrera tuve que luchar contra los españoles, que atacaron siempre que pudieron y resultó complicado contenerles. La victoria en la Vuelta supuso mi confirmación a nivel internacional entre los mejores ciclistas.

¿Ha revisado el libro de ruta en esta ocasión?

Sí (risas). En 2010 descubrí día a día el recorrido, aunque mis técnicos sí que vieron algunas jornadas clave, como la Bola del Mundo, y luego me aconsejaban. La semana pasada estuve viendo algunas etapas, pero apenas me preocupan estos temas porque me adapto bien a cualquier trazado. Lo que no conozco es el Angliru. Mi compañero Valerio Agnoli me dijo que es mucho más duro que el Mortirolo y el Zoncolan. Eso significa que puede ser el puerto más duro de mi vida.

¿Quiénes serán sus principales rivales?

Considero que Igor Antón y Purito Rodríguez se encuentran un punto por encima de los demás, ya que la Vuelta se disputa en su casa. Ocurre lo mismo con los italianos en el Giro, nos gusta dejarnos ver y aspirar a lo máximo en nuestra tierra. Además de Antón y Purito, hay que tener muy en cuenta a mi compatriota Scarponi, a Menchov, Wiggins y Van den Broeck.

Fue tercero en el Giro, como la temporada pasada. ¿Es un buen presagio?

Ojalá. Sin embargo, en el Giro de 2010 me sentí más cómodo. Conseguí un triunfo de etapa y ayudé a mi compañero Ivan Basso a conquistar la maglia rosa. Este año, Contador fue un extraterrestre. No había forma de hacerle daño, a pesar de que lo intenté, y tampoco tuve fuerzas suficientes como para pasar del tercer puesto.

¿Habría vencido en 2010 sin la caída de Igor Antón?

Esas cosas nunca sabes cómo pueden acabar. Ocurrió así, fue una pena por él, porque estaba muy fuerte. Eso quiere decir que vendrá con más ganas este año y viviremos un bonito espectáculo.