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Ciclismo | Tour de Francia 2011 | 10ª etapa

Greipel ganó a Mozart

El alemán venció en el sprint a su excompañero Cavendish

<b>APRETADÍSIMO. </b>Cavendish (izquierda) y Greipel se retuercen casi sobre la línea de meta. Entre ellos, el italiano Oss, que hizo de involuntario lanzador.
dani sánchez

André Greipel, el hombre más fuerte del mundo según definición de sus excompañeros del HTC; apodado Gorila por los pocos que se atreven. El único ciclista que parece robusto después de diez etapas, 1.747 kilómetros. El velocista a la sombra de Cavendish, el campeón de Rostock (como Ullrich), el padre de Anna y Luna, cuyos nombres lleva tatuados en el antebrazo izquierdo. Greipel, el sprinter del Omega Pharma Lotto (curiosa joint venture: cosméticos, test de embarazo, loterías), el candidato del equipo para las llegadas (pocas) que no se pide Gilbert.

Ayer Greipel ganó su primera etapa en el Tour y se unió al selecto club de los ciclistas con triunfos en las tres grandes vueltas. Y muchísimo más que eso. Venció a Cavendish, su antiguo jefe, el Mozart de las volatas. Salieri aplaudirá desde el cielo (o desde el infierno).

Más allá del simbolismo de su triunfo, la sorpresa es que Greipel no cruzó la meta golpeándose el pecho con los puños, ni levantó a las azafatas sobre la palma de una mano mientras espantaba aeroplanos con la otra. Diríamos que supo comportarse en el podio, sobrio, rígido, tan musculado en sus piernas que, de haber tenido un puntero a mano, Hinault nos hubiera podido dar una clase de anatomía. Probablemente, Greipel ya pensaba en la jornada de hoy, otro sprint contra Wolfgang Amadeus Cavendish.

José Joaquín Rojas llegó en tercera posición. Lo logró todavía convaleciente de unas molestias estomacales que le hicieron perder 21 minutos en Saint Flour. Imaginen la extrema dureza del Tour y ahora imagínenlo con gases (por no profundizar). Ya no hay duda: es muy bueno este ciclista, salvajemente talentoso y duro, sobre todo, duro. Nada gaseoso.

Por cierto, Rojas ha vuelto a la pelea por el maillot verde de la regularidad y se encuentra a sólo 17 puntos de recuperarlo. Y con las montañas por delante y los virus por detrás.

En esa batalla, ya se sabe, tendrá como principal adversario a Gilbert, que ayer hizo lo posible por ganar. A falta de 15 kilómetros para la meta fue cabeza de cartel en una escaramuza en la que también participaron Tony Martin y Voeckler, el inquieto líder. El campeón belga fue atrapado a menos de cinco de la última pancarta, no sin antes mostrarnos su dentadura de tiburón, tan similar a la del australiano Phil Anderson, los ochenteros recordarán.

Fraternité.

Antes, mucho antes, la escapada del día estuvo protagonizada por cinco franceses y un italiano. Desde los tiempos de Maurice Garin (ganador en 1903) no se tenía noticia de una fuga con tan amplia mayoría de ciclistas locales.

No está nada mal que Francia disfrute de su gran fiesta. Retirado Virenque y con Chavanel a 44:16, cualquier pequeño destello hace que renazca su ilusión. Y la necesitan; de otro modo dejarán de organizar el guateque o, lo que es peor, dejarán de invitarnos.