Noruega está que arde

Ciclismo | Tour de Francia 2011 | 6ª etapa

Noruega está que arde

Noruega está que arde

reuters

Boasson Hagen ganó la etapa y Hushovd conserva el amarillo

Noruega, cinco millones de habitantes, casi todos pudientes y bien abrigados. Dos de ellos corren el Tour de Francia y ayer ocuparon la primera y tercera posición de la etapa. El vencedor fue Edvald Boasson Hagen, la última perla del ciclismo noruego y el cuarto corredor de ese país que gana una etapa en el Tour. En definitiva, el sucesor de Thor Hushovd, ocho victorias parciales por estos pagos y actual líder de la carrera. Ayer, el viejo Hushovd, campeón mundial de 38 años, vio como el niño Edvald (24) le birlaba la etapa, la gloria y los micrófonos. "Me alegro por él", acertó a decir, educadamente embustero.

El triunfo de Boasson Hagen (nombre aristocrático, por otra parte) es la confirmación de un talento que se anuncia desde hace años, concretamente desde 2009, cuando el chico acabó la temporada con 13 victorias, entre ellas la Gante-Wevelgem. Prueba de que su explosión era inminente, es que sus padres, Erik Hagen y Signe Boasson, siguieron ayer la etapa en el coche de la televisión noruega TV 2 y en compañía de Dag Otto Lauritzen, el primer noruego que ganó una etapa del Tour (Luz Ardiden, 1987). "Sabemos lo que significa para él", dijeron entre lágrimas. Y llantos parecidos repitieron sus abuelos, Inga (82) y Edvald (84), que lo vieron desde su casa.

La irrupción victoriosa de Boasson Hagen sirvió, asimismo, para destacar el trabajo de su lanzador, el joven galés Geraint Thomas (25), mejor joven de la carrera y muchacho de patillas alborotadas. Su historia sólo necesita de una gran victoria para publicar un libro de superación de personal. Thomas, criado en la pista, ya ha cubierto la parte más amarga del ciclismo, las caídas: en sus escasos años de profesional ha perdido el bazo, se ha roto la pelvis y se ha fracturado la nariz. De momento, y en espera de una etapita, el cielo le consuela con el beso diario de las azafatas más sugerentes de la carrera (la más bella es repetidora).

Otros protagonistas.

La jornada, lluviosa y muy apta para noruegos y galeses, nos dejó otros apuntes. El irreductible Johnny Hoogerland (el mejor entre los normales) es el nuevo rey de la montaña. José Joaquín Rojas, quinto ayer, sigue peleando por el maillot verde y se encuentra a un solo punto de arrebatárselo a Philippe Gilbert. El rendimiento del murciano sólo admite sinónimos de extraordinario. Entre los gallos tampoco hubo tranquilidad. Leipheimer, el candidato más sólido del RadioShack, se cayó en los últimos kilómetros y se dejó 1:05 en la meta. Peor le fue Vasil Kiryienka, opción del Movistar para cazar alguna etapa: el bielorruso, fuera de punto, llegó con el control cerrado.

Antes de que todo eso ocurriera, a las mismas puertas de Lisieux, Alberto Contador hizo retumbar al pelotón. Mientras los equipos con velocistas ocupaban su terreno, el tricampeón saltó como una flecha a la caza de Vanendert; fue un error, le confundió con Van den Broeck. Pero es muy lógico: en el fragor de la batalla todos los gatos son pardos y todos los belgas Van Damme.