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Ciclismo | Tour de Francia 2011 | 3ª etapa

Rojas chuta al poste

Farrar se impuso al sprint y el campeón de España fue tercero

<b>APRETADO.</b> El estadounidense Tyler Farrar celebra el triunfo, el primero que logra en el Tour, escoltado por Romain Feillu (izquierda) y José Joaquín Rojas (derecha).
reuters

Tyler Farrar es un viejo conocido de 27 años. Risueño, velocista de éxito y, desde ayer, el segundo estadounidense en activo, junto a Zabriskie, con victorias en las tres grandes vueltas. De él nos sabemos hasta sus tatuajes (los de los antebrazos, aclaro): "Paz interior" y "Todos podemos ser felices". Dos citas budistas que nos conectan con sus viajes al Himalaya, en compañía de su padre, ahora en silla de ruedas por un accidente de bicicleta. Esa combinación del éxito personal y del destino trágico parece marcar la biografía de Farrar, que en mayo perdió a su amigo y compañero de entrenamientos, Wouter Weilandt, muerto en el Giro al estrellarse contra un muro. Para él fue la victoria de ayer y por él compuso con las manos una uve doble al cruzar la meta.

José Joaquín Rojas, de 26 años, también sprinter, es una figura que asoma. Su recientísima victoria en el campeonato de España, en pugna con Contador, sería mejor reconocida si su equipo le hubiera permitido vestir el maillot que corresponde a los campeones nacionales ("me gustaría llevar la bandera bien grande", dijo), privilegio que sí disfruta Luis León (campeón nacional contrarreloj) en el Rabobank holandés; en fin, tendremos que conformarnos (JJ y nosotros) con la banderola que le rodea el pecho.

El caso es que Rojas, que ayer fue tercero y puso en peligro la victoria de Farrar, comparte con él una historia trágica que el destino está dibujando circular. Su hermano, el deslumbrante Mariano Rojas, el candidato a ganar el Tour de 2000 (según apuntó Olano en su día), falleció en 1996 en un accidente de tráfico. Se dirigía a los campeonatos de España. Tenía 22 años; José Joaquín, once.

Y también podríamos hablar de una vinculación deportiva. Igual que Farrar se destapó como ganador habitual tras vencer en una etapa de la Vuelta 2009 (Caravaca), da la impresión de que Rojas ha podido experimentar la misma transformación después del campeonato de España.

Lo sabremos pronto. De momento, Rojas ya ha disparado al larguero y se ha vestido con un maillot verde por el que habrá tortas (ayer las hubo, casi literalmente, entre Hushovd y Cavendish en el sprint intermedio y ambos fueron descalificados en ese paso).

Digamos, para cerrar la volata, que Garmin, el equipo de Farrar, es el grupo del buen rollo. La prueba es que Hushovd, líder del Tour y campeón del mundo, renunció a sus opciones para hacer de lanzador de su compañero hasta los últimos metros, acompañado del neozelandés Julian Dean, kiwi guy. Ay, si Rojas tuviera ayuda semejante...

Bravo.

El segundo protagonista español de la jornada fue otro Movistar, Iván Gutiérrez, miembro de la escapada del día junto a cuatro ciclistas más, entre ellos Rubén Pérez (Euskaltel). El mérito de Gutiérrez fue desafiar al pelotón cuando ya estaba condenado y retrasar románticamente su captura. La injusticia es que el ciclista que se adosó a su rueda, el francés Delage, fue declarado el más combativo de la etapa. Malos tiempos para la lírica...