Vasil Kiryienka, uno de los corredores más sólidos y potentes del pelotón, dedicó su victoria en Sestriere a Xavi Tondo, fallecido el pasado lunes en un accidente doméstico en Granada. Desde que ese mismo día el Movistar decidiera continuar en el Giro, sus compañeros no han parado hasta rendirle homenaje con un triunfo. Lastras lo rozó en Tirano, segundo tras Ulissi. Pasamontes también se escapó camino de San Pellegrino. Ayer, el bielorruso remató una larga fuga (198 km) con los dedos índices señalando al cielo.

Kiryienka nació en Rechytsa el 28 de junio de 1981. Una localidad cercana a Chernobil, a 165 kilómetros: "Tuvimos suerte, el viento se llevó en otra dirección la radiación después de la explosión nuclear". Vecino de Pamplona, se siente adaptado en España: "Me gusta más que Italia, es más tranquila. Lo único que no entiendo son los sanfermines, nueve días de fiesta me parecen demasiados". Un par de veces al año viaja a su país en coche, con el maletero repleto de productos españoles: "Son casi 48 horas seguidas al volante, y cargo sobre todo jamón".

Segunda.

Con la de Sestriere, Kiryienka sumó su segunda etapa en la Corsa Rosa, tras conquistar Monte Pora en 2008 con otra gran escapada. También se proclamó campeón del mundo de puntuación en aquella temporada: "Gané por fuerza, como en mis dos jornadas del Giro, no porque sea un pistard consumado". Su manera de pedalear, redonda, a bloque, sin descomponer el gesto, le llevó a brindar una hermosa victoria en honor a Tondo: "Era el mejor modo de recordarle".