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Ciclismo | Giro de Italia

Contador: "Me dedico al ciclismo, no al ciclocross"

Lastras calificó como "salvajada" los 19 km por caminos de tierra.

<b>POLVAREDA. </b>El polvo del camino fue el peor enemigo. Hubo pinchazos, como el de Tankink y la caída más grave (Slagter) fue en asfalto.

"El sterrato es una auténtica barbaridad, no merece la pena meternos por esos tramos. Cualquier caída podría haber tenido graves consecuencias y desvirtuado la clasificación entre los favoritos. Me dedico al ciclismo, no al ciclocross". Alberto Contador se despachó a gusto tras cruzar la meta de Orvieto. Al final, los 19 km de tierra no resultaron más peligrosos que los otros 172 de asfalto que completaron la jornada, pero sí es cierto que aquello no pareció ciclismo, sino el París-Dakar de la polvareda de arena que se levantaba al paso del pelotón.

De hecho, el percance más grave se produjo en el asfalto, cuando el holandés Tom Slagter (Rabobank) cogió un bidón de agua que le entregó un auxiliar del Euskaltel, se despistó, cayó y se rompió el pómulo.

Pablo Lastras, uno de los corredores españoles más sensatos, también habló claro: "Zomegnan ya avisó de que este Giro iba a convertirse en el más duro y con los mayores traslados de los últimos años, que el que no quisiera venir, que se quedara en casa. Aquí estamos, aunque lo que hemos hecho ha sido una salvajada. Apenas se veía, costaba bastante trabajo respirar y resultó demasiado complicado. Entre todos deberíamos dignificar esta profesión".

La Corsa Rosa ha planteado un recorrido espectacular, pero en el extremo opuesto de lo que los organizadores buscaban recientemente para sus pruebas: tenemos en total 30 km sin asfaltar, etapas maratonianas por encima de los 200 km, desplazamientos larguísimos y porcentajes imposibles en algunas cumbres.

David Arroyo superó sin incidentes la strade bianche del Giro 2010, camino de Montalcino, y la de esta edición. Una con barro, otra con polvo: "Fueron peores las condiciones del año pasado. El barrillo se me metió en los ojos y los tuve irritados tres días. Las dos veces he vivido momentos de muchos nervios por el estrechamiento de la carretera al sterrato".

La valoración general de los ciclistas nacionales se reduce en una frase de Arroyo: "Había mucho más que perder de lo que se podía ganar".