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Vuelta a España | 14ª etapa

Nos queda Purito

A siete kilómetros de meta, Igor Antón se vio involucrado en una caída que también afectó a Egoi Martínez, Bruseghin y Rigoberto Urán. 'El Tiburón' Nibali atacó en Peña Cabarga y sólo fue respondido por Purito, que ganó la etapa. El italiano estrenará el maillot rojo en los Lagos.

<b>GENTÍO. </b>La afición al ciclismo respondió una vez más y acompañó a los corredores en Peña Cabarga.
afp

Las caídas de los ciclistas recuerdan en mucho a las cogidas a los toreros. En ambos casos la víctima parece un muñeco de trapo en manos de una fuerza superior. En ambos casos cunde el pánico y decide la suerte. Al igual que ocurre con el traje de luces, la ropa del ciclista se rasga y se retrae como un tendón rebanado. Así quedó Igor Antón, hecho jirones. Se había estrellado contra el asfalto, pero también podía haber sido arrollado por un toro. Trató de subirse a la bicicleta como los matadores heridos tratan de tomar la muleta; sin embargo, la realidad era tozuda. Más allá del dolor general existía un dolor agudo y particular, la sospecha de una fractura en el codo derecho que se confirmó después.

Si impactó la caída, inesperada, en el corazón del grupo, la reacción del líder fue asombrosa. Antón gestionó la frustración con la calma de un monje tibetano. Ni lágrimas ni gritos, tampoco el recurrente maltrato a la bicicleta. Más sencillo: se acomodó en el coche del equipo y se despidió, resignado, ante la cámara de televisión que indagaba en sus quemaduras. Adiós, dijo, aunque será hasta pronto.

No hubo más culpable que la mala fortuna. Antón se cayó sin motivo aparente a siete kilómetros de meta, poco antes de iniciarse la última subida. Su derrumbe arrastró a Egoi y Verdugo; también a Bruseghin y Urán, sexto y séptimo en la clasificación. Estos dos últimos, las mejores opciones de Caisse d'Epargne para la general, consiguieron alcanzar la meta, aunque en diferente estado (el italiano perdió 17:02 y el colombiano cedió 3:03). Desde la cima fueron trasladados al hospital.

Otra vez.

El accidente de Antón se parece cruelmente al que hace dos años y dos días le apartó de la Vuelta en la etapa del Angliru. Entonces era sexto y la caída le sorprendió en el descenso de El Cordal. Esa tarde se rompió la clavícula y el trocánter, en la inserción de fémur y cadera. Fue una recuperación larga a la que se sumó la enfermedad de su madre. Visto lo de ayer, sólo cabe decir que Antón, a los 27 años, ha agotado toda la mala suerte que le tocaba.

La carrera, ya lanzada, no admitió ningún gesto piadoso. La novedad fue que Nibali por fin tomó el mando. Su demarraje le dio una ventaja inmediata y pensamos que casi definitiva. Hasta que surgió Purito, ágil, con esa alegría que transmite al pedalear. Rebasado al italiano, cruzó la meta tapándose el ojo que antes le había picado una avispa. Esperemos que le haya inoculado superpoderes. Nibali es el nuevo líder y habrá que echarle un galgo o un héroe.