Igor Antón
"Mi objetivo no era ganarla Vuelta, pero no renuncio"
Antón ya no puede ir más de tapado en la Vuelta. Recuperó el liderato y demostró ser el corredor más fuerte hasta ahora. En Pal logró su segunda etapa, tras la de Valdepeñas de Jaén. Sus padres le felicitaron en meta.
Segundo triunfo, con demostración de sangre fría incluida.
La etapa fue durísima y creí que lo pasaría peor. A partir de La Seu hubo que dar el do de pecho. Al principio de Pal, pensé en no perder demasiado tiempo. Con 208 kilómetros, debía ahorrar antes de la ascensión final. Me quedé un poco rezagado cuando atacó Mosquera, pero a mi paso supe ir remontando posiciones poco a poco.
No quería perder tiempo, y sin embargo acabó metiéndoselo a todos sus rivales. ¿Cómo es eso?
Al inicio del puerto no me veía con buenas sensaciones, aunque a medida que avanzaba la subida sentí buenas piernas. A mi ritmo, con la referencia de Mosquera, Purito y Nibali, me dosifiqué y jugué con frialdad. Luego me tocó el premio gordo, etapa, liderato y bonificación, a pesar de que Ezequiel se mostró fortísimo.
Ya no dirá que va a correr día a día. Está metido de lleno en la lucha por la Vuelta.
Ya soy el protagonista de la carrera. Haber preparado la Vuelta como lo he hecho está dando sus frutos ahora. Falta mucho, pero ya estoy metido en todo el berenjenal. Aunque mi objetivo no fuera ganar la general, no voy a bajar los brazos ni renunciar a nada.
Euskaltel tendrá que controlar al pelotón.
Pero no me preocupa, contamos con grandes corredores como Oroz y Egoi para el llano y, aunque haya que desgastar fuerzas, nos creemos en condiciones de defender La Roja. La Vuelta ha entrado en su parte decisiva.
De nuevo con el maillot rojo, ¿a qué le teme desde este momento?
Me da miedo cualquier día malo. Y si toca, saber llevar y gestionar esa jornada. No ganar la Vuelta no sería ningún fracaso, ya dije que no vine a conquistarla. Cuando perdí el maillot rojo con Purito, no supuso una decepción.
¿Qué hay de sus rivales?
No me fijo mucho en los tiempos, pero tampoco se han producido distancias insalvables con lo que aún nos queda por subir. Luego está la contrarreloj de Peñafiel. Nibali, Mosquera y Tondo han aparecido cuando se ha puesto la cosa caliente.
Se le ve realmente feliz.
Estoy disfrutando muchísimo. No quiero pensar en si llego a Madrid de rojo, sino en dar el máximo cada día, hasta que aguante, sin descartar lograr algo grande.