Ciclismo | Vuelta 2010 | 8ª etapa
Un segundo eterno
Purito no sacó ventaja suficiente e Igor es el nuevo líder
Todo le pasó a Purito. Todo lo que enfada. Ganó dos segundos en el sprint bonificado de Onil y el esfuerzo se quedó en nada porque la organización decidió no contabilizar esa meta volante en atención a la montonera que había afectado al pelotón kilómetros antes. Extraña decisión, por cierto. Luego, después de lanzar no pocos ataques en la ascensión al Xorret de Catí, Purito apostó por un demarraje en la recta final que le diera el segundo que le hacía líder. Entonces, cuando Antón parecía ligeramente descolgado, lo bastante, Nibali hizo de puente para dejar la diferencia en 0,9 segundos, insuficiente (en la general no se registran las décimas). Empatados a tiempos, Antón es líder por haber obtenido mejores puestos en las etapas disputadas. Ustedes entenderán que Purito no estuviera de muy buen humor al terminar la jornada.
La primera conclusión, tras lo visto ayer, es que los jueces son al ciclismo lo que los árbitros al fútbol: manchas de aceite, cáscaras de plátano, elementos letales en según qué situaciones. Carece de sentido perjudicar a un ciclista que cometió el único pecado de no caerse. Y tampoco se explica este empeño por extender las medidas de gracia. Las atenciones con los caídos, que empezaron por limitarse al último kilómetro (ahora alcanzan los tres finales), ayer se estiraron hasta el kilómetro 17, a 173 de meta. Plusmarca mundial y récord Guinness. Cualquier día se suspenderá la etapa porque el maillot de la combinada se quedó dormido.
No pretendo restar importancia a la caída que hizo retumbar al pelotón. Se fueron al suelo muchos ilustres, entre ellos Gilbert, Cavendish, Petacchi y Arroyo, que sufrió un fuerte golpe en la clavícula derecha. Sin embargo, ese accidente sólo se puede entender como una circunstancia más de la carrera ante la que no proceden medidas piadosas.
Clave.
Gilbert y otros heridos tardaron en regresar al gran grupo, donde aún se rifaba la escapada buena. Fue en ese instante de tregua cuando se fugó Moncoutié (35 años), viejo zorro. Le siguieron otros, pero eran extras. Moncoutié tiene talento y sabe para lo que le alcanza: etapa en la Vuelta y maillot de la Montaña. Eso ha logrado los dos últimos años y en esta edición sólo le queda el maillot de puntos. Es fácil (teóricamente): le basta ahorrar fuerzas unos días y vaciarse el día D. El resto es inercia de buen grimpeur.
Descartado el triunfo, los favoritos se pelearon por la general. Purito, Igor y Nibali se quedaron solos en la última ascensión y se repartieron equitativos hachazos. Apuesto a que a Nibali sólo le faltó un arreón más para quedarse descolgado. No lo hubo. Tal vez lo echemos de menos en el futuro.
Sastre recuperó el tono y Tondo se reveló como el tapado de la carrera. La cruz fue para Frank Schleck, que perdió 1:07 con los mejores, y para Menchov, que entregó 2:15.
No decidió nada el Xorret de Catí, pero retiró algunas caretas. Ahora todo está mucho más claro, dentro de la confusión general.