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Ciclismo | Vuelta 2010

Menchov es el enemigo

El ruso es favorito ante Frank Schleck y la Armada española

<b>POR TODO LO ALTO. </b>La plantilla del Rabobank (Menchov y Freire en la pantalla gigante) durante la presentación de la carrera ayer en el sevillano Muelle de la Sal.
JESÚS RUBIO

Se cumplen 75 años de la Vuelta y la mejor noticia es que el ciclismo resiste. Resiste en el mundo y resiste en España, donde la Vuelta siempre encontró más dificultades que sus hermanas mayores: dos guerras (Civil y Mundial) interrumpieron sus diez primeras ediciones y en las posteriores se alternó, y aún sucede, la frustración por el dominio extranjero y la frustración por el domino español. Somos así. Pedíamos verano cuando teníamos primavera y ahora, rodeados de amarillo, echamos de menos las verdes campiñas. Hay algo muy nuestro en esta carrera. Nos pertenecen los paisajes y el inconformismo, las riñas familiares y el anhelo de un enemigo extranjero que ha de ser poderoso pero vencible. Aún nos duele Caritoux.

No hemos cambiado tanto. En la primera edición de 1935 se completaron 3.425 kilómetros, los mismos que se correrán ahora. Difieren las recetas. Entonces los 50 ciclistas inscritos abrieron boca, en Atocha, con un cóctel del afamado barman Pedro Chicote. A saber: Orange Bitters, Grand Marnier cordón rojo, Curaçao naranja, media copita de ginebra inglesa y otra media de vermut italiano, todo en las medidas precisas y convenientemente agitado. Eran otros tiempos y los vampiros vivían en Transilvania.

Adictos.

Poco queda de aquellos pioneros y sin embargo la aventura sigue intacta. Este deporte inventó el Gran Hermano y la Isla de los Escuálidos. Y como sucede en los concursos, algo adictivo te atrapa en cuanto observas y pones nombre, cara y cicatriz a los que sufren la tortura. En ese instante, te alistas.

Las opciones son tan variadas que se ofrecen hasta 198 corredores, incluido uno que responde al espirituoso nombre de Johnnie Walker. El gran favorito es un ruso afincado en Pamplona que se llama Menchov. No hay forma de odiarle, ya lo advierto. Le siguen un luxemburgués y un italiano, Frank Schleck y Vicenzo Nibali, ciclistas temibles si no fuera porque los extranjeros no residentes en Pamplona rara vez vienen dispuestos a dejarse la piel. Ojalá nos equivoquemos.

Entre los españoles, un ramillete. Por galones manda Sastre, 35 años, ganador del Tour en 2008, recio castellano y esperanza de los treintañeros del mundo. Le siguen Luis León Sánchez, Mosquera, Arroyo o Purito, sin olvidar a las avispas del Euskaltel: el renacido Antón o el impagable Txurruka. Sumen a ilustres como Cancellara, Cavendish o Freire y añadan un recorrido cargado de sorpresas desde la primera semana. Agiten y obtendrán un cóctel digno de Pedro Chicote.

La fiesta empieza hoy en la abrasadora noche sevillana, donde ayer fueron presentados los equipos. No hay mejor escenario, aunque sea incandescente. De La Maestranza a la Torre del Oro con la Giralda de testigo. La Vuelta a España. En bicicleta, en cuerpo y en espíritu. Así somos.