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Ciclismo | La intrahistoria

Reuniones a tres bandas para apagar el enfado de 'Vino'

Q. I.

El desarrollo del final de etapa en el aeródromo de Mende provocó un gabinete de crisis en el seno del Astaná. Alberto Contador y Alexandre Vinokourov hablaron sobre qué había pasado en los tres últimos kilómetros. Luego, ya por la noche, Giuseppe Martinelli, el director deportivo, mantuvo una charla con ambos corredores pero por separado. El objetivo de todos estos movimientos no era otro que intentar apagar un fuego que podía ser avivado por los medios de comunicación que siguen el Tour. Efectivamente, el autobús del equipo kazajo fue asediado por los periodistas en Rodez, salida de la etapa de ayer.

Apenas hubo fisuras en el discurso. Yvon Sanquer, el mánager, reconoció un fallo en la emisora de radio mientras que Martinelli quería "minimizar las actitudes de dos campeones". Se dudó de la fidelidad de Vinokourov a partir de ahora, de su enfado irreconciliable con el ataque en pos de la general de Contador. Ni en su discurso ni en sus formas se desprendió nada semejante pese a deslizar con sorna que había un "excelente trabajo para el Katusha", equipo vencedor de la etapa con Purito Rodríguez.

El triunfo del kazajo ha cerrado de un portazo cualquier ánimo de dividir por parte del peligroso entorno de este Tour. De todos modos, nada le ha venido mejor a Contador que la victoria de su dorsal 9 en la meta de Revel. El de Pinto no se quedó con buen sabor de boca tras el esfuerzo de Mende pese a haber dado ese "golpe psicológico" a Andy Schleck. ­