Flecha, de tapado en el Infierno del Norte

Si el Tour fuera el Mundial, la París-Roubaix sería la final de la Liga de Campeones. No resiste parangón con cualquier otra carrera, quizás con el Tour de Flandes, pero aun así ésta tenía este año 19,8 km de pavés, por 52,9 de la París-Roubaix.

Son esos tramos adoquinados (27 este año) los que le dan ese cariz especial a la llamada el Infierno del Norte. Trechos entre 3,7 km y 300 metros que sólo los utilizan tractores y ganado, pero conservados como patrimonio nacional para esta carrera. Aun así, estos senderos están abombados, los ciclistas transitan por los bordes si no ha llovido. En ese caso el barro les obliga a arriesgar por el resbaladizo centro. Hay fracturas de clavícula y muñecas. Y muchos pinchazos. Este año salen 250 ciclistas. Será un éxito si terminan más de 70.

El ganar ya es una proeza. Los pronósticos se limitan al belga Tom Boonen y al suizo Fabian Cancellara. Los mismos que protagonizaron el Tour de Flandes, con un grandioso final de Cancellara. Para Boonen ganar significaría empatar con su compatriota Roger de Vlaeminck, único que ha ganado cuatro veces. Para Cancellara, que ya venció en 2006, sería lograr el doblete con el Tour de Flandes en el mismo año, cosa que sólo han conseguido otros nueve ciclistas, entre ellos el mismo Boonen. Ambos son los favoritos, pero también está un muy en forma Juan Antonio Flecha, único español junto a Miguel Poblet que ha subido al podio: 2º en 2007 y 3º en 2005, además de un 4º y un 6º.­