NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Ciclismo | Vuelta a España 2009 | 8ª etapa

Los genios asoman

Cunego se impuso en Aitana y Evans es el nuevo líder

<b>DE VUELTA. </b>Damiano Cunego (Lampre) cruza como vencedor en el Alto de Aitana. El italiano sumaba así su quinta victoria de la temporada.
JESÚS RUBIO

Después de cinco años, al campeón Cunego se le dio por perdido. Se aceptó su reciclaje como notable ciclista y clasicómano, pero su victoria en el Giro 2004 (más cuatro etapas) se archivó en la estantería de las casualidades y los casos sin resolver. Aquel querubín rubio que deslumbró a Italia a los 22 años (il piccolo principe) no volvió a ganar una etapa de una gran vuelta hasta ayer mismo, en Aitana.

De modo que se comprende bien su entusiasmo en el podio y su facilidad para abrir una botella de champán que se le ha resistido hasta al fornido Greipel. Cunego estaba celebrando su regreso y el final de un maleficio.

Valorado el triunfo, casi nadie entiende que Cunego sea un candidato para ganar la carrera. Tantas han sido las decepciones y tan complicado resulta que un extranjero se involucre en la Vuelta, que la prudencia aconseja felicitar al chico y, acto seguido, atender a los favoritos.

Sin embargo, no está de más recordar que Cunego fue el mejor joven del Tour 2006, cuarto en el Giro de aquel año y quinto en la temporada siguiente. Es decir, que aunque el chico extravió el duende, nunca perdió ni el recorrido ni la longitud ni la categoría.

Si bien la experiencia nos indica que lo más probable es que Cunego esté revisando ahora la mejor combinación para viajar a Milán, yo quiero creer en su regreso absoluto. Porque me gustan las novelas y los retornos. Y también, lo admito, porque Cunego es promotor de la asociación "I'am doping free" ("Estoy libre de doping"), que distingue a sus asociados por pegarse una pegatina con esa leyenda revolucionaria y competir con ella.

Rendido el homenaje al vencedor de la etapa, vayamos a las certezas. Después de la primera jornada de montaña, Evans es el nuevo líder de la carrera, seguido a dos segundos por Valverde y a ocho por Samuel Sánchez. Tres ciclistas más caben en el intervalo de un minuto: Danielson (a 13 segundos), Gesink (a 29) y Basso (a 46). Hasta Mosquera, algo más alejado (a 1:46), continúa siendo una amenaza.

En líneas generales, la etapa fue más clarificadora que apasionante. No hubo grandes movimientos entre los candidatos, pero la lista de favoritos se despejó de intrusos. Andy Schleck se retiró en el kilómetro 88 haciendo un ridículo que comparte con su director deportivo y que alcanzará a la organización si conocía esta pantomima. La Vuelta no precisa ni de favores ni de gigolós para mejorar su imagen. Necesita competidores.

Al margen de la espantada de los Schleck (Frank perdió 10:42), la jornada nos deparó algunos descartes involuntarios. Vinokourov reventó en las primeras rampas de Aitana y cedió en la cumbre 9:01. Kreuziger se abandonó mucho antes y entregó 25:45.

Forasteros.

Pese a todo, las figuras extranjeras con opciones de pelear por el triunfo final siguen siendo muchas y variadas, empezando por Evans. Ya es hora de que ciertas estrellas comprendan que su talla es la de la Vuelta y que conseguirán aquí el prestigio que tanto persiguen.

Basso fue el forastero más agresivo y, después de elevar el ritmo con Szmyd, probó varias veces en los últimos kilómetros. Más decisivo fue el demarraje de Gesink, que puede haber elegido la Vuelta para presentarse ante el mundo (así lo hizo Hinault en 1978).

Entre los ciclistas españoles, Valverde dejó la mejor impresión y Samuel bastante tuvo con soportar los dolores de una caída en el descenso de Tudons. Mosquera y Purito cerraron el cupo de nacionales en el primer grupo. Tondo, aún renqueante, se dejó 2:44.

La etapa también tuvo su intriga. Moncoutie fue el último superviviente de una larga escapada y cruzó en solitario la pancarta de los últimos dos kilómetros. Ya se veía ganador, pero entonces atacó il piccolo principe y se lo merendó, como en los viejos tiempos.

Hoy hay más. La subida a Xorret del Catí plantea otra selección y, quizá, otro líder. Apasionante. Y sin gigolós.