Ciclismo | Vuelta a España 2009
El hijo de Alberto Fernández corre la Vuelta en el Xacobeo
25 años después de su muerte y la derrota con Caritoux
Alberto Fernández tenía cuatro años cuando su padre y su madre, Inmaculada Hermida, fallecieron en accidente de automóvil. Volvían de la gala de presentación de la Vuelta, donde Unipublic le había entregado a Alberto (padre) el premio al mejor ciclista español del año (1984). En esa misma temporada, hace justo 25 años, Alberto Fernández había quedado segundo en la Vuelta, a sólo seis segundos del francés Eric Caritoux, el récord de diferencia mínima de cualquiera de las tres grandes.
"No tengo recuerdos de mis padres, sólo imágenes. Y un montón de fotos y recortes de periódicos que guardaba mi madre", cuenta Alberto, que este año, su segundo como profesional en el Xacobeo Galicia, debuta en esta Vuelta. "Mucha gente me ha hablado de la Vuelta que mi padre perdió con Caritoux. Todos me dicen que se la mereció, que fue una pena".
A finales de los setenta y principios de los ochenta (hasta la explosión de Arroyo y Perico Delgado), Alberto Fernández era el mejor ciclista español en grandes rondas. Un escalador que amaba su profesión y que tenía una visión romántica del ciclismo. Tenía fuerza, pero le faltaba explosividad para sacar mayores diferencias. Ganó mucho menos de lo que merecía su valentía. Tenía mala suerte. "La verdadera mala suerte es que no esté aquí con nosotros. Tenía 28 años cuando murió. Todo tiene arreglo menos la muerte".
A Alberto Fernández le apodaban El Galletas porque residía en Aguilar de Campoo (Palencia), donde se fabrican las famosas Fontaneda. "Pero mi padre era cántabro. Nació en Cuena", aclara el hijo, quien fue criado por sus abuelos maternos en Barros (Cantabria), donde sigue viviendo. "Pero la relación siempre ha sido buena con mis abuelos paternos. Ni unos, ni otros, querían que yo fuera ciclista. Pero mis tíos paternos también fueron ciclistas y me apoyaron. Yo crecí entre bicis y maillots, y a los 14 años me dejaron sacar licencia y correr con el Besaya".
No lo ha tenido fácil para llegar al pelotón de la Vuelta. Como su padre, Alberto es escalador, pero nada rápido para el sprint. "Hubo un año de aficionado que saqué treinta puestos entre los diez primeros, muchos de ellos como segundo. En 2007 gané la Bira y eso me dio la oportunidad como profesional en el Xacobeo". No admite comparaciones con su padre. "Ojalá llegara yo a ser la mitad de lo que él fue". Hace una pausa. "Pero lo que más me gusta es que todos me dicen que fue mejor persona que ciclista. Y eso me llena de orgullo".