NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Ciclismo | Vuelta a España 2009 | 5ª etapa

Cambio de clima

Greipel ganó la etapa y es nuevo líder. Se rozaron los 39 grados

<b>BELLO PAISAJE. </b>El pelotón, con el teatro romano y la playa de Tarragona de fondo, se dispone a encauzar su dirección hacia la meta de Vinarós.
JESÚS RUBIO

Ganó el alemán Greipel, apodado el gorila y conocido en su equipo como el hombre más fuerte de la tierra. Y los motes son descriptivos: sobre su cuerpo se podría repasar con puntero todo el conjunto de la musculatura humana (y divina), sin necesidad de retirarle maillot, coulotte y calcetines.

Nacido hace 27 años en Rostock (como Ullrich), Greipel es el nuevo líder de la carrera y entre sus méritos está merendarse el calendario 2009 junto a su compañero Cavendish (17 triunfos del germano, por 21 del británico). El balance general del Columbia (heredero del Telekom) es de una opulencia casi escandalosa: 74 victorias durante el año, sin contar las conseguidas por su magnífico equipo femenino. Y la temporada sigue su curso.

El sprint tuvo más ciencia que cuando Greipel se impuso en Lieja a tres ciclistas, dos de ellos compañeros; no era difícil. En esta ocasión, el alemán tuvo que remontar el ataque de Boonen, al que todos se agarran para tomar velocidad, como si fuera un tranvía. Lo hizo Freire, pero fue taponado por Farrar y tuvo que abandonar la lucha (acabó séptimo). Óscar, al que antes bastaba su astucia, necesita ahora que los astros se alineen en su favor. Mientras Greipel levantaba los brazos, Boonen lamentaba su mala puntería: ya acumula dos segundos puestos, un sexto y un octavo.

Aunque el ganador fue el mismo que en la última etapa en Bélgica, el cambio de escenario se hizo notar. Si atendemos al termómetro, se pasó de los 18 grados raspados a los 39 rebosantes. Si miramos al cielo, encontramos un sol despejado y sin atisbo de nubes. También en las cunetas hubo diferencia. De la multitud de los Países Bajos pasamos a nuestra proverbial austeridad, excusada, esta vez, por el calor tórrido.

Quizá fue el bochorno el causante de que la escapada del día registrara mayoría de ciclistas españoles: Aitor Hernández (Euskaltel), Malagueta (Andalucía) y Sánchez Pimienta (Contentpolis). Junto a ellos, el francés Julien El Fares (Cofidis), cuyo apellido ofrece resonancias magrebís y, por tanto, calurosas.

Los insurrectos llegaron a rondar los siete minutos de ventaja, favorecidos por un pelotón que hacía recuento de achaques y contusiones. Mosquera, por ejemplo, giraba con precaución el tobillo izquierdo con la esperanza de no perderlo por el camino; Xavi Tondo, la joya del Andalucía, visitaba al médico con regularidad. La buena noticia es que ambos siguen vivos y coleando.

Amagos.

Una vez capturados los insurgentes, Rabobank tomó el mando de las operaciones. Cada vez que ocurre pensamos que lo hacen pensando en Freire, pero el esfuerzo siempre se acaba esfumando. Es como una promesa de amor que no pasa de la correspondencia. El arreón sirvió, al menos, para que se subiera con ritmo de centella el Alto de La Ermita, cota no puntuable pero picuda.

Fue allí donde demarró David de la Fuente, con más ansia que fuerza, seguido de Gilbert (Lotto), un ciclista notabilísimo que se siente estimulado en España. Escalando con el plato grande, el belga tomó pronto 21 segundos de ventaja y los perdió con la misma celeridad, víctima de los resoplidos del Quick Step. Es seguro que volveremos a verlo y apuesto a que ganando una etapa.

El pelotón no se libró de las caídas en el descenso de La Ermita. Nocentini (simpático líder del último Tour) y Wynants se perdieron entre la floresta mediterránea sin heridas de consideración. Poco antes había sido Tosatto quien había probado el asfalto y la sabiduría del equipo médico.

Así se entró en Vinarós. Los velocistas parecían flechas y los demás supervivientes de un naufragio, empapados como estaban. El joven Ciolek rodó por los suelos pero el honor teutón estaba a salvo con el segundo sprinter del Columbia. Greipel se besó el anillo y se lo dedicó a sus dos mujeres, Tina y Ana Sofía, una sin edad (somos caballeros) y la otra de cinco años.