NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Ciclismo | La intrahistoria

Mucho ciclista en el Mundial de MotoGP

Samu ya rodó en Assen en junio

<b>BIEN ACOMPAÑADO. </b>Sánchez junto a Lorenzo y otros pilotos.

El circuito de Assen es conocido como la vieja y querida Catedral del Mundial de MotoGP, porque es el único que permanece en el calendario de manera ininterrumpida desde que el campeonato arrancara hace 60 años (1949). En aquella época, los desplazamientos eran mucho más complicados que hoy, así que la céntrica disposición geográfica del trazado holandés permitía que sus gradas fueran las más pobladas del campeonato, con moteros llegados de Centroeuropa, atraídos además por la idiosincracia de un trazado tan rápido como técnico, el más complejo de cuantos se visitaban.

El paso del tiempo ha hecho que Jerez sea considerada como la nueva Catedral, porque aglutina más público y porque los dueños de Assen han hecho auténticas barbaridades con su trazado, reduciendo alguna de las secciones rápidas que le hacían único, bien por motivos de seguridad, bien por motivos comerciales. Por increíble que parezca, las rápidas de derechas del T1 se acortaron para crear el espacio necesario para la creación de un aparcamiento y un centro comercial al que algún motero de ley boicotea en solidaridad con el antiguo trazado.

Eso no lo van a notar los ciclistas en el prólogo de La Vuelta porque, por muy rápido que vayan, nunca lo harán a la misma velocidad que unas motos con las que hay que trazar muy fino, dado que colarse en una curva puede implicar hacer mal las siguientes. Otra ventaja para los integrantes del pelotón es que sus 4.555 metros son muy planos, sin apenas desniveles.

De ello puede dar fe Samuel Sánchez, un motero confeso que aprovechó el pasado GP de Holanda para hartarse a dar vueltas durante su visita. En la caravana mundialista hay mucho aficionado al ciclismo y no faltaron voluntarios para acompañar a Samu de la talla de Lorenzo, Stoner, Elías o Bautista, a los que el oro olímpico admira y de los que, a su vez, recibió su admiración por su gesta del año pasado en Pekín.